En un mega centro comercial con lago interior incluido, tiendas tipo William Sonoma (juguetería de lujo para foodies y cocineros) y a un lado, muy correcto, tal y como es él, está Miguel Ángel.
Miguel Ángel es la nueva creación de Grupo Ituarte y como es el más joven, Miguel Ángel cae bien. Con él, la oferta recuerda más a los sabores caseros tipo fideos caldosos con camarones y aguacate o cazuela de queso con rajas, ambos me parecen dos apapachos infalibles para comer rico en plan cómodo y familiar.
Taquear con las opciones al centro es una conducta que se nos da bien a los mexicanos. Además de los sabores mexiqueridos, también están los sellos de la familia. Por ejemplo, esos arroces golosos o los pescados preparados de tal manera que se respeta al animal y se gozan los sabores sutiles con que los sazonan. El postre de guayaba tiene el siguiente efecto: “de postre quiero algo ligero para darle una cucharada, porque ya comí suficiente”. La siguiente escena es un plato vacío. Así es el postre de guayaba.
El lugar es una terraza amplia, ventilada y con vista al lago interior. A Miguel Ángel hay que quererlo por amable y accesible: el lugar dice a todo volumen que aquí se viene a comer sin complicaciones y a pasarla bien, porque eso sí, su carta de vinos también es muy decente para copear en la comida sin desfalcarse y también para maridar los platillos.
Al final se agradece comer bien con todo el rigor que eso implica y saber que uno está entre familia.