El concepto de food hall es simple, se trata de un lugar con áreas compartidas para sentarse a comer o tomar lo que hayas seleccionado de las diferentes propuestas gastronómicas.
Está conformado por 18 maneras distintas de aplicar la frase “barriga llena, corazón contento” y se encuentra dividido en dos pisos. Este mercado gastronómico (food hall) llegó a la Nápoles para ampliar la diversidad del menú y alivianar al bolsillo, también para variarle un poco a las reservaciones en los restaurantes formales.
Decidí recorrer todo el lugar y entré por la esquina de Kansas y Nueva York, me encontré directamente con una pequeña extensión de Teatique, la boutique de té con la combinación de aromas a frutas y hierbas compactados en cajitas de colores. Probé una tisana de piña y blueberry, para un abdomen plano –dice la cajita como promesa de felicidad–. El sabor es delicado, la piña pierde un poco su toque ante la esencia de blueberry y lo convierte en una bebida refrescante y no empalagosa, te recomiendo que la ordenes.
Busqué algo apetitoso para comer y fue en el segundo piso en donde percibí un olor a carne asada que me atrajo de inmediato. El local se llama Po Boys y su especialidad son las carnes al estilo BBQ; probé el corte st. louis de carne suave, aunque con un color y sabor que no fue tan potente como lo ofrecieron al principio. Como guarnición venía una ensalada de papa y medio elote, en realidad no ayudaron a mejorar el sabor de la salsa. La ensalada estaba pastosa, un poco ácida y sin algún toque extraordinario; te recomiendo que seas cuteloso en tu elección. También te dan una rebanada de pan con jalapeño, bastante picante que sí levantó el gusto.
Si quieres pizzas a la leña está Licántropo, prueba la 4 formaggi, hecha con queso mozzarella, provolone, parmesano y gorgonzola, o la diavola con chile de árbol; en Corazón de Pollo prueba la enorme torta de pollo con chilaquiles, ideal para acabar con el hambre; El Camarón Ahogado Express es para los mariscos; Arbanus para la comida árabe; Neipols Burger tiene las tradicionales hamburguesas estilo americano, entre las otras opciones para llenar el huequito en el estómago.
En el primer piso está el Public Bar en donde sirven de todo para la sed alcoholosa; hay desde cervezas artesanales, licores como gin y brandy, hasta cocteles preparados. Échate una michelada, mezcales como el espadín y puedes encontrar bebidas como sangría o clericot, mojitos, las margaritas de sabores o piña colada. Me gustó encontrar los clásicos potentes como el alfonso XIII, carajillo o bull, ese antídoto para la postfiesta compuesto por ron, cereveza, limón y un dulce jarabe.
Puedes terminar la visita con algo dulce y pecaminoso como palomitas sabor manzana verde o si te gusta lo condimentado están las de pimienta y chiles secos, las encuentras en el primer piso en Palomiux. Para refrescarse pasa a Bendita Paleta, donde tienen una combinación de técnica del gelato italiano con el alma de la tradición mexicana para las paletas heladas, sus ingredientes son de productores mexicanos.
Mesa Nápoles es una buena adición a los mercados gastronómicos de la CDMX, para esos días de indecisión culinaria en los cuales será más sencillo elegir al dejarse llevar por el antojo que por correr el riesgo de conocer un nuevo restaurante.