Tiene más de 50 propuestas gastronómicas, cerveceras y reposteras divididas en tres niveles. Este titán es ahora el más grande de la CDMX y tiene varias propuestas de comida internacional; si Mercado Roma o Mercado Molière te volvían loco a la hora de elegir, será mejor que te prepares.
En el primer piso encontrarás los puestos gastronómicos, el interiorismo repite la tendencia de suelos de cemento, líneas negras y madera, como en otros mercados, es simple quizá para no distraer la mente de lo primordial: “¿qué demonios comeré?”.
Encontrarás de todo. Ve a Jibaro por comida puertorriqueña o a Suteki por comida japonesa en donde el fuerte son los kushiague o por los rollos de Nanaya Sushi; en Areperas Venezolanas están las arepas tradicionales y gorditas; para pollos rostizados está Arrosto con diferentes salsa y marinados; en Mix Tamal los antojitos mexicanos con quesadillas bastante prometedoras; Boom Fries & Shakes para una inyección de calorías con malteadas; para la botana vespertina tienes que ir a La Palomiux por unas con chocolate semi amargo o a Bendita Paleta por una de fresa con hierbabuena; En The Vivero Healthy Food hay productos nutricionales y orgánicos de huertas ecológicas.
Esta misión es más difícil de lo que parece; te recomiendo que antes de elegir recorras todos los pasillos, observes, huelas y preguntes, muchas cosas te harán ojitos pero al final te sentirás seguro de tu decisión, y si no, pues tendrás que repetir la visita unas cinco veces hasta encontrar tu sitio.
Comer en templos dedicados a la variedad gastronómica toma tiempo y práctica, es similar al proceso de conocer a alguien; sus fortalezas y debilidades se manifiestan en cada oportunidad de verse; el caso es que a este gigantón lo recibimos los comelones con gusto goloso, y mi pregunta es: ¿Qué sigue después de Mercado San Genaro?