El nuevo trío de restaurantes que habita la Casa Domit frente al parque Lincoln, en Polanco, ha aumentado su popularidad semana con semana. Desde la calle se ven siempre ocupadas la mayoría de las mesas de las grandes terrazas, ya sea martes en la tarde o sábado en la noche. Entre ellos, el exótico Mar del Zur ocupa el ala izquierda de la casona.
Lo primero al llegar siempre son las bebidas. La mejor opción es pedir la bebida especial Domit, con limón, toronja, hielos y vodka. Hablando de las entradas, no pierdan del pan calientito relleno de queso.
Una combinación de México y Tailandia es la intención para la experiencia en este lugar. Sin embargo, esa sensación no resalta en cada bocado (mientras se escucha completo el disco Lisztomania, de Phoenix), ya sea del carpaccio de pulpo, los camarones sol y sombra o en especial de la pasta mexthai, con base en tomate y queso de cabra.
Aunque los meseros recomiendan –para todos los tiempos– la opción más cara del menú, hay platillos con pollo, mariscos, pescado o carne, las porciones son pequeñas y las guarniciones todavía más. La calidad de los alimentos es notable, pero los sabores tienden a ser suaves y a terminar pronto en el paladar. Una gran sorpresa es el caldo de coco, ligeramente agridulce y con aspecto de leche light, es perfecto para probar algo poco común. El gran acierto es que el espacio está aprovechado de tal forma que se ve todo el lugar desde cualquier mesa, el exterior neobarroco de la casa, la extensión de la terraza del restaurante vecino y el parque Lincoln siempre concurrido pero limpio e iluminado. Al pagar la cuenta probablemente no rías mucho con la pregunta-broma por parte del mesero: "¿Cuánto le ponemos de propina el 20 o el 25?".