Si miras por fuera no encontrarás su nombre. Basta hallar el acceso para sumergirte en un espacio con una colección de meteoritos y una pared de piedra volcánica. No sabrás a dónde has llegado.
Se llama Lucas. Lucas Local, el nuevo amigo gastronómico con sus colores galácticos, elementos visuales tropicales, mobiliario retro (las sillas fueron de oficina) y acabados de resina en sus mesas. Un diseño ingenioso y genuino. A la propuesta se suma la música, una especie de fiesta exótica con sonidos naturales.
Al tomar una mesa, me ofrecieron un shot de cortesía, caliente y salado. Se trataba de una crema de quesos con espuma de queso Oaxaca que, por decir lo menos, era una alerta a los sentidos del deleite gastronómico que estaba por venir.
Si bien hubo advertencias de sabor, la siguiente entrada se voló la barda: tostadas de pato confitado, una delicia para la vista y el paladar. Son agridulces y ácidas, con brotes de rábano que aportan un sabor ligeramente amargo.
En la pesca del día, nos tocó el pulpo con puré de alubias, tabule de verdolagas y tzatziki. Con este platillo la cocina reafirmó la calidad que ofrece, con sabores balanceados y texturas concretas. El pulpo estaba suave, gracias a la excelente ejecución de la cocina, el puré resultó cremoso y el tzatziki tuvo el balance perfecto de yogur y especias; el conjunto de sabores resultaron en un platillo redondo.
Otro imperdible es el sobre pan, compuesto de foie gras sellado con salsa de chabacano y avellana tostada. Sin duda, un platillo difícil de superar por el sellado del foie que atrapó todos sus jugos y aromas, un platillo perfecto en esta visita. También, destaca en la carta el prensado de langosta, una de las especialidades que te sorprenderán de la cocina.
Como postre, la opción es el crumble de frutos rojos con helado de cardamomo, tan agudo en sabores como la sonrisa de satisfacción que provoca.
El restaurante cuenta con una amplia carta de cocteles. Todos aromáticos, potentes y desarrollados con esmero. Probé el lust, con mezcal, licor de chile ancho, mango y aperol; también pedí la bachata, una creación más sutil pero igual de recomendable a base de ginebra, licor de horchata y piña. Si quieres compartir, te sugiero el ponchito, nuestro favorito. Rinde tres porciones y su base es el tequila.
Lucas fue perfecto en cuanto a la técnica de los alimentos y las temperaturas. Cada plato tuvo un diseño distinto, siempre vistoso. Aunque encontrar los brotes y las flores comestibles en todos se sintió un tanto repetitivo. En el comedor, se percibe un aire de adaptación, como en todo nuevo proyecto gastronómico.
No hay duda: Lucas Local busca la excelencia y va con todo para lograrla y convertirse en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Cada mes habrá un cambio de menú por parte de las chefs Ale Coppel y Alexander Suastegui. Estaremos pendientes de su inverosímil y adictiva cocina.