Quizá lo maravilloso de este invento italiano radica en su sencillez: una bola de helado y una carga de café. El affogato vive en la frontera entre los postres y las bebidas. Tiene el poder del espresso, cuya calidad importa, y mucho, y tiene la dulzura y frescura del helado.
La idea es que, cuando recibas tu affogato, derritas la bola de helado con el calorcito del espresso para lograr una bebida de consistencia untuosa, fresquita y ligeramente dulce. Pero la mera verdad es que cada quién se lo come (o bebe) como quiere: a cucharaditas, primero el helado y al final el café, o como sea.
Y para enfrentar los calorones, te dejamos estas recomendaciones de affogatos en la CDMX. Y, como siempre, en nuestra querida capital hay de todo: lo tradicional, lo innovador, pero invariablemente, todo bueno. Sigue leyendo y conoce las grandes expresiones que estas barras de café tienen para ti.
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