1. Pastel de chocolate oaxaqueño
Este restaurante ya clásico de la zona Narvarte–Del Valle presume de servir uno de los mejores pasteles de chocolate de la ciudad. Más cercano al volcán que al pastel, su relleno llega a la mesa tibio, y con el primer corte se desborda como lava oscura y deliciosa sobre la salsa de naranja o mandarina, dependiendo de la temporada. La combinación del chocolate oaxaqueño derretido con el jarabe de cítricos es apabullante.
Dónde comerlo: Piloncillo y cascabel. Torres Adalid 1263, Narvarte.
Cuándo comerlo: En mood goloso. Es el sueño hecho realidad de los amantes del chocolate.