Ningún bar se compara con este: un bar de croissants. Sí, ese pan hecho con masa hojaldre, que es crujiente por fuera, suave por dentro y que se deshace a cada mordida. Pero acá no le llaman croissant, le llaman lolo.
La especialidad de la casa son los lolitos, croissants chiquitos que puedes pedir en su presentación natural —que ya en sí mismo es una hazaña técnica— o con diferentes toppings o rellenos: chocolate oscuro, matcha, oreo, chocolate blanco con frutos rojos, pay de limón, nutella y muchos más. Además, Aristóteles estaría orgulloso de los lolitos, porque ellos sí aplican el justo medio a sus vidas: la mitad del lolito está cubierta y la otra mitad no.
Cuando visites Lolo’s Croissant Bar, Nuestra recomendación es que primero te eches el clásico, solito, para que te des un quemón con la calidad de la masa y del trabajo de la panadera. Después éntrale a uno (o varios) con topping y relleno, para satisfacer el antojo.
Pero si lo tuyo no es lo dulce prueba los lolitos salados, hay de jamón serrano, queso azul, roast beef, pollo o jamón de pavo. Mi favorito, ambrosía del infante y del godín, en desayuno y cena sin falla y sin comparación: el mollete. ¡Sí, lo preparansobre un croissant y es una delicia!
Ahora, una cosa sí les voy a decir: hacer un croissant no es, como dicen por ahí, hacer enchiladas (aunque nunca he entendido este dicho, porque las enchiladas tienen su técnica). Esta masa es una de las más difíciles —si no es que la más— de todo el amplio mundo de la panadería. En Lolo’s Croissant Bar no solo la hacen bien, sino que la hacen con creatividad. Así que pásale a comprar tus lolitos para llevar, a hacer home office, a echarte el café con los cuates o lo que sea. Seguro todo sabrá mejor en compañía de unos lolitos.
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