Los sándwiches de focaccia, ese pan súper aireado y de superficie firme, están creciendo silenciosamente en la CDMX. Conocimos la última propuesta de este tipo que vas a ubicar por el lindo lomito presente en su logo y en su merch. Su nombre proviene de San Lázaro, el santo de los perritos abandonados. El concepto es de los creadores de Borona Lonchería, puesto que ya son especialistas en pan, decidieron incursionar en sándwiches de estilo e ingredientes italianos, sin dejar de ponerles el toque de la casa.
Hay barra de café y una variada panadería dulce, pero lo que debes probar en tu primera visita es alguna de las focaccias para desayuno o almuerzo. En lo que esperaba mi orden me contaron que cada pan tarda en elaborarse de 10 a 12 horas para lograr un fermentado óptimo, y que todas las salsas, el pesto y el alioli se preparan ahí mismo.
Al ser llenadores, tendremos que ir probando uno por uno. Pero sí te puedo adelantar que para el desayuno –o por la tarde, aquí no se juzga– te va a hacer el día la María. Una focaccia cuantiosamente rellena de huevo revuelto, aguacate, tocino, queso de cabra y aceite de chiltepín que pica lo justo.
Nos aventuramos también por una más creativa, la Marcello, con mortadela, pesto, burrata de queso, moras azules, pistache y miel. Aunque en algunas mordidas llegaba a sentirse algo amargo el pesto, en general el toque de las moras y la miel lo balancea.
Hay opciones vegetarianas como la Catalina, que lleva ratatouille, mozzarella y ensalada verde. Acompaña tu focaccia con un latte de cardamomo o, algo más fresco, el agua del día o un vinito en lata Rosadito.
Tip: también los encuentras en las apps de delivery.
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