Podríamos decir que la pizza es el platillo perfecto. No sólo por la combinación de pan, salsa, queso (la trilogía de los dioses) y las combinaciones de ingredientes que ya conoces, sino porque se puede hacer con ella las locuras más irreverentes y obtener como resultado una suculenta comida. Cualquiera pensaría que después de una pizza con puré de papa como en Pizza del Perro Negro, las cosas no se podían salir de control, pero llegó LaTozza Pizza a decirnos cómo la cocina mexicana puede jugar un papel importante en la dinámica.
Este pequeño local en la Renacimiento prepara especialidades con parmesano y orégano (sencilla pero muy carismática), queso de cabra, carnes frías, pepperoni y hawaiana. Pero su valor llegó más lejos con la pizza de pastor con piña, la de cochinita y chapulines, todas con masa regordeta y levemente crujiente de abajo, llevan una salsa de tomate aromatizada con orégano y ajo. Eso no es todo, los viernes y sábados hay pizzas de tripa frita, carnitas, suadero y chilaquiles (verdes con crema y cebollita perfecta para desayunar), a las que incluso les sigue casi de manera épica una de fresas con Nutella.
Es el lugar ideal para engolosinarse con alguien y tomar un agua de horchata fresca, sobre todo por el precio: desde $42 la pizza individual, hasta $240 la grande como para unas tres personas.