Quizás los chilangos todavía no entendemos el concepto de las tortas ahogadas, quizás es la eterna y artificial rivalidad gastronómica entre la Ciudad de México y Guadalajara, quizás es que no hemos buscado hasta el último rincón jaliciense en la capital. Quizás fueron todas las razones anteriores las que llevaron a Pedro Reyes (Taquería Tampiquito, la condenada Macha) a crear su propia versión de la torta ahogada en Las Bebas.
Lo que comenzó como dark kitchen en la pandemia ya tiene un local al sur de la ciudad y nos lanzamos a conocerlo. Reconocerás la esquina por su decoración blanco con rojo; la música de banda o corridos y el símbolo de un cochinito terminará de guiarte a tu destino.
No hay mucho qué pensar, aquí solo hay tortas y tacos ahogados (de carnitas y de papa), pero como seguro irás para sacar a tu tapatío interior, debes probar la torta. Está hecha con un pan que no es el clásico birote, sino una receta especial de masa madre, que cumple su cometido de no desarmarse una vez enchumbado.
Cuando la pides, la torta llega en seco en un plato hondo con cebollita en juliana, limón y a un lado dos tipos de salsas: una en una taza, para que tú mismo la ahogues a gusto o la chopees. Ésta no es nada picante y puede que la encuentres un poco plana, pero el chiste es combinarla con la más pequeña, la que sí pica y está bien condimentada. Yo fui jugando con ambas hasta dar con el nivel de picante ideal.
Sí, es una torta de más de cien pesos, pero la ración de carnitas es realmente generosa, con sus respectivos frijoles refritos. Y, de hecho, el resto de la carta tiene precios muy razonables. Baja todo con una agua súper fresca de limón o una michelada de la casa y si te queda un huequito, no dudes en ocuparlo con el flan de cajeta.
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