Ya que Jalisco tiene costas en el Pacifico, la ciudad de Guadalajara posee buena fama con los mariscos. Uno de los restaurantes de los que más se habla es de La panga del impostor, una terraza en la colonia Americana.
El lugar es muy luminoso y tiene mesas blancas de plástico por lo que es muy fácil que, entrada la charla, te sientas como en la playa. Lo visité alrededor de las 2pm y ya estaba lleno. No esperé mucho para que me asignaran una mesa.
La carta es muy limitada y se centra en los ceviches, ya sea por tostada o por orden. Tiene cocteles de camarón, aguachiles y tacos. Pedí la mini birria de almeja, un taco de chicharrón con pulpo y una tostada de atún chino.
Esperé 45 minutos a que me trajeran mi orden. Al cuestionar a la mesera sobre mi pedido fue burlona y poco profesional, así que pedí que me atendiera otra persona. El gerente se hizo cargo de que mi experiencia mejorara.
El taco de chicharrón con pulpo llegó en una tortilla de harina con guacamole, el cual equilibra el sabor de los ingredientes principales. Por otro lado, la mini birria de almeja llegó en un pocillo de peltre; el caldo no tenía sabor y traía sólo dos almejas pequeñas. Una gran decepción. Por otro lado, la tostada de atún chino es deliciosa, tiene manzana verde, jícama, soya, y chamoy, que le da un toque agridulce.
Para cerrar pedí el coctel de camarón, que más bien parecía coctel de jitomate picado. Una pena. Además de cerveza preparada, les recomiendo pedir el agua del día, en mi visita había de jamaica con fresa.
Al fondo del restaurante tienen una barra de helados artesanales, con sabores como vainilla, limón y frutos rojos, pero también tienen sabores divertidos como Lucky Charms y lavanda. Pedí el de chocolate abuelita que es cremoso y dulce, sin llegar a lo empalagoso. Un gran postre para cerrar.
El restaurante tiene todo para ser un buen concepto, solo que en trato al cliente y en ejecución les falta mucho por trabajar, además de que el balance precio beneficio está muy desequilibrado.