Hay personas que para poner un negocio le dan vueltas y vueltas hasta encontrar la idea y las estrategias del concepto que quieren presentar, mientras que otros se lanzan y en el camino van adicionando valores y productos para ofrecer un todo en el mismo lugar, ese es el caso de Manzana Blanca, un espacio para tomar un café espresso, capuccino o americano de las variedades que ofrece la marca Nespresso, lo delicioso es la repostería hecha ahí mismo: suaves galletas de mantequilla en la clásica forma hexagonal, también las hay de avena con pasas o un pan de plátano.
Todo esto se puede comprar para llevar, parece ser que el éxito del local se centra en la tienda gourmet donde se puede adquirir compotas de xoconostle, una fruta parecida a la tuna, chocolate negro de Oaxaca, una gran diversidad de chiles en vinagre, dulcecitos de fondant con menta, chiclosos salados, productos orgánicos e infusiones de la India.
El estilo busca ser francés, pero hay un piso de mosaico que no deja que esto se logre correctamente, hay alrededor de unas cinco mesas con sillas de acrílico transparente y una barra alta para sentarse y leer el periódico. Este es un espacio para los que caminan, ya que al estar en la calle de Juan Escutia, estacionarse puede llegar a ser un problema.
El establecimiento llama La Manzana Blanca –ajuar de mesa y café– y lleva este nombre porque se venden utensilios de cocina y decoración que, justamente, recuerdan a una casa de la Provenza francesa: gallos, soperas, azucareras y jarras de cerámica blanca y barro vidriado que parece antiguo. También se puede adquirir mantelería.
Existe la intención de ser una galería, ya que hay varios cuadros a la venta y artículos de Oaxaca, como corazones de latón y de vidrio. Próximamente, sin tener una fecha exacta, habrá clases de cocina. Esto es a lo que me refiero con el todo que quieren vender, sin especializarse en un producto o servicio estrella.
Lo ideal es pedir un café, un par de galletas, comprar el regalo perfecto para una tía y seguir el camino.