Dicho por ellos mismos, La Lanterna es el restaurante italiano donde comen los italianos en México. Sus comensales tal vez agregarían: “y sentirte como en Italia”. Desde 1966, el lugar abrió sus puertas en la Juárez para cumplirle a aquellos que disfrutan de esta tradicional cocina.
Decidí hacer una reserva a primera hora. Al entrar me tomé un par de minutos para procesar la atmósfera del lugar, pues se encontraba aún vacío. Los meseros me guiaron al segundo piso, ¡pues la mayoría de las mesas en planta baja estaban reservadas!
Adentrándome, me sentí cada vez más en casa, entre la decoración con imágenes de personajes famosos italianos, el olor de las salsas y el pan recién llegado. La carta me entusiasmó con varias opciones que no suelen encontrarse en otros restaurantes del estilo en la Ciudad de México.
Las recetas de la casa se apegan a los tradicionales platillos del Piamonte, al norte de Italia, en donde se halla la más cara trufa blanca. Es de ahí –precisamente de la localidad de Gattinara– de donde proviene el chef Ennio Petterino, quien no aparenta sus 80 años de edad. Petterino fue nombrado Cavaliere (Caballero) por la Presidencia de la República Italiana en 1997 gracias a su labor de difusión gastronómica.
Decidí probar de varios platillos un poco. Ordené una pizza margherita y mientras se horneaba, el lugar se comenzó a llenar. Es una zona de mucha oficina, sin embargo, los visitantes no sólo eran Godinez. Se nota que quienes visitan La Lanterna se regocijan con la cocina italiana, y durante la espera de su platillo disfrutan una copa de vino mexicano, o bien, una de las dos opciones italianas: la reserva del 2007 o el 2012, ambos de Gattinara.
La pizza no fue fabulosa en términos de cocción y de precio, sin embargo, mi siguiente platillo mejoró mi entendimiento de la gastronomía. De entre las pastas, probé la pappardelle alla napoletana, estaba al dente, era abundante y con un sabor ideal.
Además de las pizzas y las pastas, están las opciones de sopas; como de cebolla au gratin, el fondue piemontese y el rissotto de la semana. De la misma manera, los entremeses y entradas podrían completar una comida sin tener que ordenar un plato fuerte y así poder compartir y conocer varios platillos.
Recomiendo probar el prosciutto con melone, un salame tipo Génova o una berejena alla parmigiana. De las carnes, aves y pescados, sugiero el filete al burro nero, el osso buco alla milanese, el conejo en civet o la trucha fresca meunière.
Debes “dejar un huequito” y probar los postres; como la cassata, los zabaglione y la selección de pasteles. En este punto pedí un affogato y debo decir, que para ser italianos, la manera de preparar el café no es la mejor (especialmente el cappuccino).
También tienen postres de temporada y son opciones originales. En diciembre, por ejemplo, ofrecen el panettone acompañado de Asti; una excelente opción para cerrar con broche de oro y volver a la muy mexicana avenida Reforma con un cachito de Italia en la panza.