Lo ha dicho un rey: ante una crisis, es necesidad básica del corazón humano una buena taza de café caliente. Hay que admitirlo, nada mejor que sacudirte los demonios de cada nuevo mañana que con esta bebida. Lo concluí en cuanto probé la mezcla de granos de La Guarecita, en Morelia, que en un sólo capuchino me ofreció algunas de las mejores producciones cafetaleras de Veracruz, Chiapas y Oaxaca.
Con un ambiente bohemio y vintage, los granos de café también originarios de Nayarit, Guerrero y Urupan conviven con molinos automáticos y manuales, teléfonos fijos tipo baquelita o vela, fonógrafos, máquinas de coser, calculadoras y adornos mexicanos como muñecas de papel maché mejor conocidas como Lupitas y jarritos de barro.
En el local también venden cuatro tipos de chocolate: agustino (semiamargo), moreliano (dulce), guarecita (con un toque de naranja) y especial (sin azúcar). Atrévete a probarlos en agua y no en leche, no te arrepentirás.
Antes de salir de este café, no olvides comprar algunos dulces tradicionales hechos en Morelia, como borrachitos, ates, manguitos, jamoncillos o un rompope local de sabor café, almendra, vainilla-canela, piñón o nuez.