Las cuatro paredes de La Fiambrería encierran todo un mundo: quesos importados y nacionales, embutidos, vinos —sobre todo españoles—, mieles, una vasta selección de aceitunas, panes, chorizos, aderezos y un muy tupido etcétera.
El lugar es una tienda, no un restaurante. Hay una mesita afuera para que, si quieres —y una vez que las restricciones sanitarias lo permitan—, te sientes ahí para echarte un vinito, un panini que también te preparan ahí (pero llega temprano porque cuando se acaban, se acaban) y tu café. Si vives por la zona puedes hacer tu pedido a domicilio pero la intención de La Fiambrería es ser un pick up.
Ahora, quizá pensarás: ¿para qué voy a La Fiambrería si puedo comprar todo eso en el súper de la esquina? La realidad es que no, no puedes. Los productos que hay aquí son todos de súper calidad —léase: no venden plastiquesos o “queso tipo”—, de productores pequeños y de marcas que no encontrarás en los canales de comercialización tradicionales.
Además la relación calidad-precio es extraordinaria: yo encontré un vino español de una marca que no conocía pero que era una verdadera joya por solo $160 y compré un queso asadero mexicano digno de la reina de Inglaterra, pero a un precio súper accesible.
Puntos extra por la atención; puedes ir sin tener la más remota idea de lo que quieres y aun así salir con compras que te harán muy, pero muy feliz, con todo y los tips para preparar algo con los productos que compraste.
En estas fechas en donde hay que buscar opciones para darle variedad a la comida en casa, La Fiambrería es una gran opción para comprar todo lo necesario para que te armes tu pizza, tu hamburguesa o cualquier receta de Pinterest que te haya llamado la atención; seguro, cuando los prepares con estos incredientes de súper calidad, te vas a sentir en tu restaurante favorito.