De Guadalajara nos llega este restaurante de mariscos que seguramente impondrá una nueva moda, no sólo por su calidad gastronómica, sino también por su servicio.
Como si llegaras a casa de un amigo, en La Docena te reciben con una sonrisa. Si vas en fin de semana tendrás que anotarte en lista de espera, pero créenos, valdrá la pena la corta espera. Por fuera tal vez no sientas que es un lugar diferente; por dentro, se nota; al fondo están la cocina y la barra a la vista, a la derecha una cava de vinos cerrada por vidrio con mucha variedad, y una estación de servicio de jamón jabugo de bellota y jamón serrano. ¿Qué? ¿Aquí venden mariscos? Al acompañarte hasta tu mesa, el anfitrión te explicará las especialidades de la casa, sus platillos y cocteles, así que vete relajando porque tendrás un excelente, variado y bien guiado viaje a la costa.
La travesía comienza con un clamato La Docena, una de las primeras recomendaciones, porque lo preparan con cerveza Unión Light, elaborada por Cervecería Minerva especialmente para La Docena. Lo probamos con ostiones, pues es el fuerte del lugar. Es un litro de bebida refrescante, escarchada y sorpresiva cuando llegas a los saladitos ostiones frescos (o camarón seco, o almejas); además, trae un Tama-Roca, para que lo revuelvas.
Proseguimos con un obligado aguachile de camarón que se llevó varios aplausos: lleva jugo de zanahoria y de naranja, jengibre y habanero, es la gloria: es fresco y te despiertan sus sabores cítricos, la diferencia con otros aguachiles está en el jengibre y la zanahoria. En el plato, los camarones frescos vienen encimados en torre, así, los bañas en el jugo y los cocinas el tiempo que deseas (¡debes probarlo!).
Como se trata de una ostionería, había que experimentar estos frutos del mar cocinados, y la casa nos los recomendó a las brasas. Son seis o 12 ostiones (según se te antoje) con mantequilla, aceite de olivo, ajo y perejil, que después son llevados al grill. No necesitan nada más, aunque seguro no te resistirás a echarle las gotitas de limón.
Luego llegó la sopa, una oyster chowder; se antojaba excelente, pero flaqueó un poco porque el tocino mató cualquier rastro del ostión y los trozos de papa en ella estaban un poco duros.
Cualquier error con la sopa quedó en el olvido cuando llegó una especialidad de la cocina criolla de Louisiana: Po Boys, un sándwich submarino. Lo pedimos de camarón y fue la opción ideal: un enorme sándwich con baguette artesanal aderezado con salsa tártara, mayonesa de la casa y relleno de camarones especiados con catsup de la casa. Tienen un toque picante y adictivo. Algunas hortalizas, como el jitomate y la lechuga, son cultivadas en el lugar y son orgánicas, no lo vas a querer compartir.
Si no te convencimos con los mariscos, entonces te hablaremos del cierre con broche de oro: el único postre que aparece en el menú es un volcán de dulce de leche con helado de plátano de la casa. Al cortarlo, el dulce de leche se vuelve líquido e inunda tu plato, luego comienza a derretir tu helado y te vuela la cabeza. Es un postre perfecto, una excelente receta de la cocina, que, además, te ayuda a cambiar el sabor en tu boca.
La carta es muy completa. También ofrecen hamburguesas Angus, ensaladas, cortes gruesos de carne y extras, pero creemos que, a menos que seas alérgico o estés loco, te va a ganar el impulso por una docena de ostiones.
Si bebes, este sitio no te defraudará; los tragos están muy bien pensados. Te recomendamos el de pepino y Hendricks, o el salmoncito. O mejor aún, pídete un pingüino, que lleva refresco de limón, vodka y vino blanco o tinto. Un verdadero mareador servido en una jarrita con forma de pingüino que, según tu valentía, te llega aleteando de un litro o de medio litro, es delicioso.
Un dato que debes saber: muchos miembros del personal en La Docena vienen de la sucursal de Guadalajara, una excelente idea de los dueños que deja claro que pretenden mantener la calidad de su restaurante siempre en alto, porque así se preserva el concepto y podrán capacitar mejor al personal local.
Se agradece que lleguen a la capital restaurantes que son congruentes con su oferta, la calidad de la cocina y el servicio.
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Time Out dice
Detalles
- Dirección
- Álvaro Obregón 31
- Roma
- México, DF
- 06700
- Esquina con
- Frontera
- Transporte
- Metrobús Jardín Pushkin
- Precio
- Consumo promedio por persona $500
- Horas de apertura
- Lun-dom 1:30pm-1am
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