Luego de hacerse fama en Azcapotzalco por sus conchas rellenas, esta panadería y cafetería se cambió a un nuevo local, un poco escondido, pero que identificarás muy fácilmente gracias a que está a un lado de la primera escultura de inteligencia artificial de Latinoamérica, llamada el “Ojo de México”, en Neuchâtel Cuadrante Polanco.
El aro de 15 metros de altura se estrenó en mayo de este año, por lo que aún no es una atracción tan conocida en la ciudad. La ventaja de este spot, con jardines amplios y muy bien cuidados, es que se mantiene súper tranquilo entre semana. Para llegar a esta plaza puedes entrar tanto por Río San Joaquín como por Lago Andromaco. Si lo vas a conocer, reserva un tiempo para echarte un pancito de muerto en La Conchería.
Para este nuevo local, amplio, cómodo y muy amable para estudiar o echar chismecito, eligieron colores muy neutros con el fin de que lo que brillara fuera el pan, los pasteles y chocolates, todos “tirando rostro'' en grandes vitrinas por todo el lugar.
El chef Raúl Linares (Once28) me cuenta que para cada tipo de pan se preocupa por usar los ingredientes adecuados. Por ejemplo, jamás utiliza grasa vegetal, sino mantequilla de Nueva Zelanda, ya que considera que da más plasticidad y mejor sabor al venir de vacas de libre pastoreo; también, cada pan rústico tiene su receta propia y se usa un prefermento diferente (es decir cultivos de levaduras naturales como la masa madre, esponja, biga, etc) según la acidez y el sabor que quieren lograr en ellos.
Pero es noviembre así que hablemos de sus panes de muerto rellenos. El de este año, denominado “Golden Pow” es uno de más curiosos que vas a encontrar: va relleno de nata montada y crema de praliné y lleva una cubierta de chocolate gold, o sea, un chocolate blanco caramelizado y por encima tiene pepitas doradas de chocolate que estallan en la boca (desbloqueando recuerdos noventeros en 3,2,1…).
El Golden Pow es una buena anécdota, pero si te vas por el sabor, los que suelen ser favoritos son el que va relleno de nata orgánica, higo rostizado y hojas de kaffir (una especia tailandesa); o el que simplemente lleva una nata con vainilla natural de Papantla y ron (para que cheques su fama, éste literalmente se llama “el consentido”).
Se sabe que hay dos tipos de personas: quien chopea el pan de muerto y quien no. Si eres del primer team, vete por el chocolate especiado y si no, pregunta por la mezcla de café de especialidad que tengan en el momento. Y si ya te dio antojo salado, en esta sucursal tienen 9 emparedados a elegir.
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