Después de zapatear un rato en algunos antros de Guadalajara, el hambre se manifiesta y hay que bajarse las copas de más con unos taquitos de madrugada, así que me lancé a La Chuza, un restaurante de carnes asadas que abre hasta las 3am.
Cuando llegas, lo primero que ves es la cocina con un grill para las carnes, una olla gigante de frijoles y un comal para las tortillas, que hacen a mano. La decoración me recordó a la casa de mis abuelos, colores amarillos, ladrillos rojos y platos de barro colgados por todo el lugar.
Antes de tomar la orden, los meseros trajeron un plato con salsa roja de chile guajillo con tomate, salsa verde con aguacate y pico de gallo. También uno de cebollas con algo de orégano, pero lo que me robó la atención fueron unas zanahorias encurtidas con ajo, pimienta, clavo y jengibre, que tenían un sabor dulce y picosito: deliciosas.
El menú tiene como base la carne: cerdo, pollo y res. Hay desde quesadillas, carnes a la parrilla y carne en su jugo. Pedí un alambre de bistec especial que llegó con tocino ahumado, queso y una cazuelita de frijoles de la olla, con sabor a barro y suaves. Me trajeron las tortillas en una cesta y una orden de cebollitas quemaditas.
De beber tienen refrescos y cervezas. Yo opté por el agua de lima que llegó en un tarro grande de barro. No me arrepentí de mi decisión. También pedí una carne en su jugo que tuvo buen sabor, pero sinceramente no es su fuerte.
El trato de los meseros es amable, pero su atención es pésima. Tuve que preguntar varias veces sobre mi orden, por las tortillas y la cuenta tardó mucho, sin mencionar lo tortuoso que se volvió pedir factura, ya que tienen un sistema extraño en el que apuntas tus datos en una libreta y tuve que regresar otro día a pedirla porque nunca llegó a mi correo.
Sin embargo, La Chuza es un buen lugar para comer o bajarte la fiesta de madrugada. Es sencillo, económico y muy rico.