Hace casi dos décadas, cuando las opciones de cocina japonesa en esta ciudad eran escasas, la chef Kazu Kumoto abrió Tori Tori en Polanco, para después fundar Torobi y, a principios de 2017, su nuevo proyecto, Kazu's Kitchen, en el mismo barrio. Es un lugar pequeño, de ambiente casual, con una carta breve, pescados y mariscos de gran frescura y esa atención por los detalles que, sin mayores aspavientos, te confirma que estás comiendo auténticos platos nipones.
Mi comida empezó con un ligero sake Hattori —antes solía servirse caliente, ahora está de moda tomarlo frío; yo soy de la idea de ir con el clima— y una orden de nigiri aburi, con el pescado pincelado con sake y flameado en la mesa. También probé un nigiri normal de macarela y uno de sardina, ambos muy frescos, con el arroz en su punto y bien sazonado. Luego pedí un impecable domburi de atún, un tazón de arroz coronado con cubitos del pescado aderezado con mayonesa, aguacate y masago (hueva de capelán), y un rollo de anguila, especialmente carnosa y con ese irresistible toque agridulce. Para cerrar, mi recomendación es un té verde digestivo y tapioca con fruta de temporada y leche de coco. Como en el cuento de Oscar Wilde, "La esfinge sin secreto", el misterio de una cocinera honesta como Kazu Kumoto es que no hay más truco que usar buen producto y cocinarlo con cuidado y amor.