Aquí nos dijeron que “si no es de calidad, sano y con queso, no se hace” y el resultado de combinar estas tres descripciones nos obliga a limpiar el plato y a querer visitar más de una vez este pequeño local de la Narvarte.
El concepto casero se aprecia con las decoraciones en madera, mientras que el menú despliega un estilo culinario francés resguardado en cada platillo. Infalible probar el quiché de poro, tocino y parmesano con un twist de sabor gracias al uso de cerveza en la receta. El sándwich de verduras asadas y prosciutto lleva puntos a su favor ya que el pan de aceitunas hecho en casa combina excelente con el toque ahumado del queso provolone.
Déjate consentir con una burbujeante soda italiana o con las tisanas a base de té traído desde Guadalajara. El aparador de postres vulnera a cualquier amante de lo dulce; hay panquecitos de chocolate con ganache, almendra y zarzamora, orejitas que abrazan una sutil salsa de higo y galletas de arándano con chocolate que no querrás compartir.
Si la originalidad fuese un sabor seguramente lo encontraríamos en cualquiera de estos platillos preparados con gran detalle y esmero. El eslogan “comida para el alma” convence a todo aquel que presencie la nostalgia del gusto hogareño que Idilio logra con cada una de sus creaciones.