En pleno barrio chino puedes enloquecer si vas con hambre. La calle de Dolores es la viva historia de la llegada de China a la capital mexicana; la vista y los olores reiteran la evolución y la fusión de nuestras culturas.
En un rincón del Centro está el restaurante Hong King; uno de los más antiguos en esta calle y uno de los preferidos de quienes conocen la zona por la calidad de los platillos, el precio, su terraza (en el segundo piso) y la limpieza del comedor y la cocina. El lugar es todo eso, entre rojos dorados y dragones te confunde haciéndote sentir fuera de la ciudad.
Desde que tomas tu mesa te ofrecen una jarra de té de jazmín caliente, excelente para abrir el apetito mientras exploras la carta y decides. Lo mejor es venir acompañado y pedir alguno de sus tres paquetes con porciones generosas. En esta visita decidí probar el número dos ($135 por persona) con una jarra de té de jazmín helado (aparte).
Primero, llegó a la mesa la sopa de won ton. El caldo, de verduras, estaba muy caliente y bien sazonado, quedó aún mejor con unas gotas de salsa de soya oscura (más espesa que la tradicional) y una cucharadita de salsa de chiles rojos y de árbol, picante en extremo. Los won ton estaban suaves y algunos se alcanzaron a romper, pero el relleno de carne tenía muy buen sabor y combinaba perfecto con el resto del caldo. Una excelente manera de romper el hielo con la cocina.
El segundo y tercer platillos fueron pollo almendrado con verduras y chop suey mixto (pollo y camarón). El pollo almendrado tenía un excelente sabor, con una salsa un tanto cremosa y las verduras estaban crujientes. El chop suey estaba perfecto, el frijol nacido estaba crujiente y con el sabor bien integrado, luego, una buena cantidad de pollo jugoso, camarones y cebollín, mucho sabor y excelente acompañado del pollo almendrado.
El servicio, aunque atento, es un poco tardado, sobre todo cuando hay muchos comensales esperando los platillos.
El arroz frito tardó mucho tiempo en llegar, pero valió la pena. Aunque no es el mejor arroz frito que he probado, aquí lo saben preparar como nos gusta en México: con suficientes verduras, con crujientes chícharos frescos (no de lata), zanahoria y huevo revuelto; además, llega en cantidad suficiente, repito.
Finalmente, llegaron las costillitas laqueadas, los rollos primavera y los camarones rebosados (sí, es mucha comida). Las costillas, de las mejores que he probado en la ciudad, entre buffets y restaurantes chinos, pues la carne se desprendía con facilidad del hueso y el laqueado tenía mucho sabor, no sólo pintura vegetal y sal. Los rollos primavera estaban recién fritos y con su característico sabor que recuerda a la canela, sin olvidar remojarlos en un poco de salsa agridulce, fueron de los mejores bocados de esta comida. Los camarones rebosados no estaban a la altura del resto del menú, el rebosado estaba duro y un poco seco.
Para cerrar con broche de oro bebí otra taza de té de jazmín caliente y una galleta de almendra, desmoronándola un poco, como se debe. Un cierre perfecto con el que Hong King asegura tu regreso y confianza en otras ofertas del menú.