Si tus expectativas de estética son tan altas como tu aprecio por el buen café, te sentirás a tus anchas en esta pequeña barra de especialidades recién abierta en la Nápoles. Todo comienza con las lámparas de diseño y el piso de mosaicos en blanco y negro, de motivos geométricos inspirados en la marroquinería de Goyard, una marca francesa. Continuamos con la sofisticada máquina gravimétrica para espresso Black Eagle de Victoria Arduino —primera y única hasta ahora en México—. Entonces, Hey Brew Bar es un espacio bien desarrollado.
Las bebidas están a la altura de las apariencias: pedí un affogato de $35 pesos, con una porción pequeña de helado de vainilla, que no era nada espectacular, pero, dejaba brillar el espresso: potente, aromático y equilibrado. Pregunté por el chocolate de agua o de leche y se les había terminado, igual que el champurrado (apenas eran las 5 pm). Opté, entonces, por un fresco y no demasiado dulce tejate, la típica bebida oaxaqueña de maíz, cacao y hueso de mamey. También ofrecen agua de coco y leches vegetales; cada día hay hasta tres opciones, sólo alcancé de arroz, pero suelen tener de almendra, coco y avena.
Para acompañar tu café, hay cake pops, galletas y pan dulce. Decidí probar un rol de canela, que llegó tibio a la mesa y olía bien, pero resultó un poco seco. Todos los clientes parecen ser atendidos de manera rápida y con amabilidad, tanto adentro, como en las mesas al aire libre.
Me qudé con ganas de regresar a probar un americano preparado con chemex, kalita o drip; también las bebidas frías, como el new orleans, el tonic o el néctar. Es bueno ver que en Hey Brew Bar se están tomando el café en serio.