En la planta baja de Gin Gin Polanco armaron un grill señorial en donde la diseñadora Fernanda Soni se dio libre tarea de crear una atmósfera intensa y lúgubre, pero en el más elegante sentido de la palabra. Hay cráneos, huesos gigantes, pequeños dragones dorados y marcas de fósiles gigantes por encima de la barra de mármol, mientras que las mesas en las orillas tienen butacas tapizadas de una tela negra aterciopelada; el comedor te induce a abusar de la comodidad.
El menú se inclina hacia la comida estadounidense con la infalible influencia europea. Pastas, ensaladas, carnes y mariscos; para comenzar la mejor opción es la mistura, un carpaccio mixto de res, salmón y, lo que nunca me hartaría, portobello. En las carnes está el prime rib gin cut de 400gr o el ribeye de hasta 800gr, acompañado de verduras salteadas, mermelada de cebolla y un gravy de la casa; el término de la carne cuidado bajo termómetro.
Las opciones menos sangrientas son el salmón con medio limón eureka al grill o la pechuga de pollo marinada en bourbon. No te puedes ir sin brindar con un citric sparks: toronja, mandarina y limón amarillo, fortificados con Boodles Gin y champaña, además de unos granos de pimienta rosa.