El conocimiento puede entrar a tu cuerpo como un jugo de frutas recién exprimido gracias al proyecto de Rogelio Flores y Luis Ramaggio. El concepto tuvo éxito en la Narvarte y ahora los podemos visitar en la Roma pues se han mudado. De manera natural te empapas de lectura y entras al juego literario de los superfoods.
Visitar Fruta Editorial es asegurar una sonrisa, pues es inevitable encontrar las similitudes de los nombres de sus jugos –y sus ingredientes– con los personajes de la vida diaria. ¡Aguas! En una de esas te puedes ver proyectado en alguno.
¿Se te ha antojado una vecina guapa? Para que no te quedes con las ganas, aquí la tienen jugosa con piña, pera y limón; tiene el roce cítrico y la mirada fresca, muy restauradora por su alto contenido de vitamina C. ¿Le traes ganas a un ex novio? Este jugo tiene la cantidad exacta de plátano, almendras y durazno; para que la sed, el hambre y el antojo queden satisfechos. También está la madrastra, el chavorruco, la cuñada, el primo rico e incluso, la señora de las lomas; con avena y dátiles.
La idea es que también leas pues pusieron en la misma oración las palabras jugería y librería. Puedes encontrar ejemplares de editoriales independientes, apoyan a nuevos autores y de pronto te puedes encontrar con alguna joya literaria en sus estantes. Si te gusta escribir, también es un buen espacio para que te acerques al mundo de los textos, las desveladas y las tormentas de ideas; eso sí, con un buen jugo o licuado para que alimentes al cerebro.
No sorprende encontrar las opciones vegetarianas y veganas en un concepto como este; sus chapatas con frutas, quesos y ensaladas con granos están muy bien editadas. Pregunta por el agua del día.
Si buscas un lugar para nutrirte, comer algo, leer, escribir o simplemente trabajar, las iniciativas de Fruta Editorial harán que tu día rinda frutos.