Los milagros existen. Flor de Lis no es un establecimiento vegetariano, sino una opción para establecer un vínculo de amor y confianza con una fonda. Después de un día pesado por los trayectos y el ambiente veraniego de la ciudad (sol, lluvia y gente molesta); este espacio funciona como un aislante y un descanso.
El equipo se compone por mujeres de distintas edades, aunque también hay varones camuflajeados por el uniforme (redes en la cabeza, cubrebocas y mandiles). La alianza, en este caso, es por una buena alimentación y el compromiso se da con afán de mantener el cuerpo y la mente saludables. No hay prejuicios ni estigmas y la sensación que aparece al ver a todos los asistentes convertidos en parroquianos es de comodidad y cariño, es decir, no importa realmente el género ni el feminismo para comprender los sentimientos humanos. La carta es variada: sándwiches, ensaladas, jugos, enchiladas, milanesas, etcétera. Todo promete ser natural y vegetariano, aunque también hay refrescos y agua mineral enlatada por si se antoja.
El lugar es sencillo y nada pretencioso: es una típica fonda de barrio. No busca lo ostentoso y, por lo demás, el establecimiento tampoco es espacioso ni impactante visualmente, de hecho, para muchos podría pasar desapercibido. La comida es muy fresca y tiene buena sazón. Opté por el menú del día: betabel en cuadritos con aderezo de cilantro y ajonjilí, sopa de pasta con frijol y chícharo, torta de huanzontle con queso, arroz con curry y chayotes de guarnición. De postre hubo guayaba en almíbar y para beber la disyuntiva fue agua de jamaica o de sandía. Las porciones son llenadoras, aunque como mi hambre y sed eran feroces pedí un jugo antiestrés (yogur con amaranto, pepino y miel), que me supo a un buen lassi –bebida india a base de yogur–, además de unas galletas horneadas con amaranto, ¡una delicia!
Flor de Lis es la opción perfecta para venir al menos dos veces a la semana. La comida es ligera, el servicio es muy bueno y el precio es sumamente accesible. Me parece una buena opción para darle una oportunidad a lo vegetariano, por las posibilidades y el sabor, pues no se resiente el cambio al comer el menú y tampoco se extraña la carne.