EL chef Abel Hernández (Eloise, Loretta) sigue impregnando el sur de la ciudad con su ánimo desenfadado y comida sabrosa. Tenía la sospecha de que el día que fuera a conocer Fiamma, su última apertura, un restaurante de pizzas artesanales y pastas en San Jerónimo, iba a salir demasiado llena. Vaticinio acertado.
El lugar se divide en el animado salón principal, el área de terraza, donde la atmósfera a media luz se vuelve más romántica y un tercer espacio, más privado, que funcionará como un speakeasy para probar la coctelería de la casa.
Pero lo más importante de Fiamma son las pastas y pizzas. Estas últimas llevan una base delgada, ligera, con el borde súper aireado. El chef Abel cuenta que su receta no es cien por ciento masa madre, pero lleva suficiente tiempo de fermentación para que no caiga pesada. “Al final, como los italianos, lo que importa es que la base sepa increíble, ya con eso.” Nos dice cuando se detiene en nuestra mesa.
Sobre esa buena base vienen los ingredientes: por originalidad y sabor, le doy medalla de oro a la de pimiento del padrón con estofado de rabo de toro. Aunque se sabe que toda buena pizzería comienza por una gran Margarita así que siempre le pongo atención. La de Fiamma se hace con rodajas de jitomate heirloom, mozarella y albahaca genovesa, otro gol del menú.
Nos queda mucho qué probar entre sus trece opciones de pizza. En cuanto a las pastas, la favorita fue la salsa cremosa de los ravioles rellenos de ricotta. En segundo lugar, el linguini con mantequilla y trufa, justo en el punto en que la trufa mantiene un sabor delicado, sin invadir la boca.
Hubo oportunidad (siempre debería heberla) de probar el tiramisú. Para alguien que se empalaga rápidamente es peligrosamente adictivo porque no es muy dulce. Pero, del otro lado, probé (apenas una cucharada) del postre de plátanos con dulce de leche y galleta cuyo exceso de azúcar no pude soportar.
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