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Fatburger

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Mauricio Nava
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Time Out dice

Quien diga que el tamaño no importa, cuando se trata de hamburguesas, miente. ¿Por qué estas creaciones son las favoritas de Justin Bieber o lo fueron de Liz Taylor, según la mercadotecnia del lugar?

El fenómeno del fast food asusta a los más puristas del buen comer, especialmente si tiene aire de franquicia, pero como nos encantan las hamburguesas que se ven monumentales le dimos una oportunidad a Fatburger.

Con un diseño que atiende a lo que su cofundadora, Lovie Yancey, hubiera querido por la selección musical y el mobiliario, las hamburguesas se siguen haciendo como en los años 40 cuando iniciaron en California con apenas un puesto de lámina y tres bancos.

Preparadas a la parrilla con carne que no sabe a congelado, materia prima traída de Estados Unidos y una cocción uniforme, cumplen su promesa: son grandes y jugosas al primer bocado. Te darás cuenta de que este es más un casual que fast cuando la orden demore 20 a 30 minutos, máximo, en llegar a tu mesa.

Todo se cuece, fríe y prepara al momento. Descúbrelo cuando veas el dorado uniforme en las papas de camote o aros de cebolla, la fritura es crujiente, no escurre en grasa y sabe mejor al ponerle chili casero. El insumo es de calidad.

Puedes optar por pedir la hamburguesa más sencilla y clásica, la skinny burger de tamaño normal, o bien ser aventurero y zumbarte una XXXL de 680 gramos de carne. Lo interesante viene a la hora de personalizar, desde optar por sumar queso cheddar y suizo hasta untar los aderezos de casa o pedir que le pongan más relish. Prometido que si pides que unten honey garlic o scorchin a tu carne, elevarás tu experiencia.

El apartado de malteadas incluye los sabores clásicos, pero la diferencia está en la Maiu Banana, cremosa y consistente para esos amantes de lo dulce, el primer sorbo los llevará a una tarde de verano en el parque de diversiones de Coney Island o a su primer chicle “motita”. Un sabor dulce y espeso que esperas, por lo que pagas, en una malteada.

Interesante que sumen tragos a la oferta para maridar con sus fritos. Por ejemplo; los boneless pueden pedirse con lemon pepper real, ¿qué es eso? No es solo polvo encima de un nugget frito; te vas a comer una pieza de pollo dorada por fuera, suave y caliente por dentro con un aderezo que estamos casi seguros te va a gustar.

Ya sea para ir con amigos, primera cita o una tarde saliendo del ajetreado Acuario Michin, aquí puedes vivir tu fantasía Riverdale con la sencilla oferta del menú. Opción diferente entre las que puedan existir en cadenas similares con un claro distintivo; bien servido, sabor decente y precio razonable.

Detalles

Dirección
Parque Tepeyac
Eduardo Molina 6730
Ciudad de México
Precio
$$
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