¿Ya podemos confirmar que hay una oleada de nuevos restaurantes italianos en la CDMX? Nuestras plegarias han sido escuchadas. Si eres rastreador de pasta fresca, hay una nueva joyita escondida en la Roma que debes probar.
Hasta hace muy poco, este lugar era una panadería, pero acertadamente se transformó en un híbrido entre cafetería con desayunos y brunch por la mañana, ostería por las tardes. Su ubicación en una calle sumamente tranquila lo vuelven un gran spot para platicar, aunque la atmósfera nocturna, con su iluminación romántica, se volverá con toda seguridad un obligado para citas en pareja.
Entre las pastas nos decidimos por la muy recomendada Carbonara, que aquí la preparan según la receta tradicional, es decir que la salsa no lleva ningún tipo de crema o leche, sino que es a base de huevo y pecorino. La buena técnica de la salsa, más ligera que las que llevan lácteos pero suficientemente cremosa y apapachadora nos hizo entender por qué es la especialidad de la casa, además del toque del guanciale (embutido italiano) importado.
Si no quieres dejar de lado un plato fuerte, la milanesa parmegiana, con pollo orgánico, salsa de tomate, queso mozzarella y botones de salsa de trufa y alcachofa reúne los sabores italianos que a todo el mundo le gustan. Otro acierto es que aquí reconocen que en México tenemos grandes vinos, así que la carta la componen en su mayoría vinos nacionales, además de alguno que otro italiano.
Algo interesante de la cafetería matutina es que a toda la barra de café y bebidas puedes agregarle adaptógenos como aswagandha, melena de león o cordyceps. Pregunta por los beneficios de cada uno. De aquí la bebida más reconfortante —tanto en gusto como en vista— es el latte de lavanda, hecho con extracto natural sin azúcar que le da un bellísimo tono violeta.
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