maría ciento38 terraza
Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Dónde desayunar, comer y cenar en Santa María la Ribera

Come rico, todo el día, sin pena y conoce la colonia más vieja de la Ciudad de México: Santa María la Ribera.

Andrea Vázquez
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La Santa María la Ribera fue fundada en 1861. Nació con la intención de ser uno de los primeros fraccionamientos clasemedieros de la cuidad junto con la San Rafael, pero a mediados del siglo XX y como consecuencia del surgimiento de colonias para la gente adinerada, la Santa María la Ribera se convirtió en un barrio popular.

De unos años para acá, este barrio se ha llenado de ofertas gastronómicas imprescindibles. Tantas, y tan buenas, que dan para pasar todo el día comiendo, desde el desayuno, hasta los mezcales de la tarde.

Recomendado: Dónde comer por menos de $150 en Santa María la Ribera.

El recorrido comelón por la Santa María la Ribera

  • Italiana
  • Santa María la Ribera
  • precio 2 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Desayunar: María Ciento38
Desayunar: María Ciento38

El embeleso de este restaurante es que se encuentra en el patio trasero de una casa clásica de Santa María la Ribera –mediados del siglo XIX–, una colonia que data del año de 1861, convirtiéndola en uno de los primeros fraccionamientos de la Ciudad de México. María Ciento38 está en la calle que lleva el mismo nombre de la colonia, una calle con la propia riqueza arquitectónica del resto de la zona y que da al parque del Kiosko Morisco; es una de las mejores zonas para caminar (y comer) en la ciudad.

Para entrar debes atravesar un pasillo que te lleva a una terraza que te hace sentir en un hogar campirano, te da la impresión de que fuiste invitado a una celebración familiar, cómoda y sosegada. El espacio tiene cierto toque mediterráneo y rústico, el piso es de grava y las mesas son de madera sin barnizar, se logra una ambientación sencilla y templada, perfecta para disfrutar de bocados reconfortantes, como los dicta la gastronomía siciliana.   

Italia tiene una de las cocinas más variadas del mundo y la región de Sicilia tiene en su haber gastronómico una colección de platillos frescos y sencillos, pues se encuentra en la isla más grande del mediterráneo; el meridiano de las olivas, las pastas, las hierbas frescas y los productos de mar y tierra. De la región de Palermo, Sicilia, es originaria Antonietta Di Pasquale, la chef que encabeza la cocina de este establecimiento familiar y decidió ajustar la sazón de sus platillos al importar sus principales insumos de Italia, como los quesos, vinos y aceite de oliva, los cimientos de las recetas.

La carta te permite elegir con facilidad. Hay un par de ensaladas demasiado sencillas, una con manzana verde y la otra con espinacas, su función como acompañantes de los demás platillos es cumplidora. Luego están las pizzas (obligatorias), son seis tipos que atrapan una por una, como la de calabaza al grill o la de pera al vino tinto, decidí probar la de cebolla caramelizada; el pan es de un grosor mediano –cruje pero aún tiene suavidad al centro– las cebollas moradas sabían delicadamente agridulces y junto con el queso cenizo de cabra se logró lo esperado.

Las pastas son cuatro, tres fijas y una especial del día, misma que al ser una boloñesa había perfumado todo el restaurante, sin embargo sucumbí ante el spaghetti con pesto siciliano ya que prometía queso pecorino. La salsa de pomodoro era martajada y fresca, al mezclarse con la pasta caliente se tornó una combinación tibia y la albahaca soltó a paso lento su aroma, la combinación de parmesano y pecorino ajustaron la sal del platillo, luego las almendras tostadas lo intensificaron a la perfección. Es el espagueti que querrías comer al aire libre en un viñedo. También hay panninis y cortes de carne que se acompañan con betabel a la mantequilla, papas al romero o en puré. Para beber hay un vino de la casa y cervezas artesanales.

En cuanto a los postres, hay un pastel de chocolate y los tradicionales tiramisú y panna cotta, así como un postre especial del día. Los platillos sicilianos saben cuidadosamente seleccionados y el espacio se siente hospitalario; cuando tengas ganas de pasta o pizza, pon a María Ciento38 hasta arriba en tu lista. 

  • Santa María la Ribera
  • precio 1 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Botanear: Mercado Morisco
Botanear: Mercado Morisco

¡Ya le tocaba a Santa María La Ribera! Esperó su turno y ahora recibe a un mercado gastronómico que llega para complementar las propuestas bohemias, típicas, internacionales y contemporáneas que caracterizan a la colonia.

El pintoresco mercado se ubica en Manuel Carpio, a cuadra y media del Kiosco Morisco, un monumento que se instaló en 1902. En Mercado Morisco encontrarás murales que a todo color logran representar los tintes de una colonia que tiene dos siglos de vida, con los obligados toques naturales de la construcción de ladrillos y cemento de un mercado gastronómico moderno de la CDMX. En pocas palabras, el lugar invita a vecinos, extranjeros y golosos de la CDMX a probar su oferta.

La idea es apoyar conceptos locales e incorporar aquellos que le darán más variedad. Encontrarás locales como Hot Dog Ramírez con sus grandes porciones y combinaciones; Ensaladas Pepe’s con sándwiches, panini y las opciones ligeras y orgánicas; Chancho Pork Lovers se luce con las chancho ribs a la BBQ (pide la de habanero), con aros de cebolla o los bollitos con cochinita (chanchitos); para la tarde está Mandala Pan y Café en donde más vale probar una concha de cardamomo o morir en el intento; los antojitos mexicanos llegan con Hacha y Machete, un servicio de catering que ofrecerá un menú diferente cada mes en su local; las alitas teriyaki o el plato botanero de Hell’s BBQ son la opción para cuando vas en grupo y acompañar con cervezas (miércoles a 15 pesos).

Vivimos en la era del mercado; mientras las demás colonias se ponen las pilas, la gentrificación de Santa María La Ribera da pasos agigantados.

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  • Santa María la Ribera
  • precio 2 de 4

Tal vez el restaurante más choteado de la Santa María La Ribera, pero eso no quiere decir que no sea uno de los más deliciosos. Este templo está dedicado a la cocina rusa, que rompe el mito de que los rusos son fríos y entrega platillos caseros que nos han enamorado.

No le tengas miedo al betabel y pide una sopa borsch, que es lo más cercano a una visita a Rusia. Su dulzor se equilibra con lo agrio de su crema. Si te quedas con hambre, la sopa de albóndigas con papa y zanahoria no te hará extrañar la versión mexicana.

Tal vez, el atractivo —y el más famoso— son sus empanadas; de carne molida y hongos con queso, hasta hawaiiana y espinacas con queso (mi favorita), se volverán tu obsesión desde el primer bocado. No dudes en pedir una de crema de avellanas o la de manzana.

Los fines de semana es una buena idea llegar antes de las 2pm para alcanzar lugar. Hay que dejarse enamorar por los platillos, simplones, calientitos, casi rurales, así como prestarle atención al televisor que emite videos musicales de Rusia.

Tip: si compras 10 empanadas te regalan el refresco.

  • Mexicana
  • Santa María la Ribera

Este pedacito de Oaxaca fue traído por la chef Marahí López, que desde el Istmo de Tehuantepec nos ha dado uno de los restaurantes más fieles a la comida oaxaqueña.

Algo que me gustó de Comixcal es lo amigable de su carta; no solo te dice qué ingredientes lleva cada plato, también de qué región de Oaxaca proviene. Ensucié la colorida mesa con las garnachitas istmeñas; cinco tortillitas fritas, coronadas con carne de res deshebrada, cebolla y queso oreado —¡Dios, salivé solo de recordarlo!—; crujientes y perfectas para abrir el apetito.

Después llegaron las costillas ahumadas con ramas de limón agrio del Valle Nacional de Tuxtepec, con dos cazuelitas; una de arroz y otra con frijoles aromatizados con hoja de aguacate y picositos. La combinación de lo ácido y crujiente de la carne se mezcló a la perfección con lo dulce y picante de los frijoles.

Como tip: Pregunta por sus cervezas oaxaqueñas Tierra Blanca. Yo me bajé lo enchilado con la Tierra Ahumada; una stout con notas de café.

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