Si buscas quedar bien con tu crush, te dejamos una lista de lugares ricos en la colonia más popular de CDMX para pasarla bien y comer a precio razonable, dos platillos, les saldrán en menos de 400 pesos. Recuerda que la propina no está incluida.
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Dentro de nuestra adorada Condesa existe un lugar que mientras más te acercas más te sientes en otro continente. Todos hemos visto películas futuristas inspiradas en ciudades de Japón, con neón, madera o bambú y enormes imágenes en las paredes. Y así se siente Suuwaii, con una propuesta que abarca lo mejor de la comida asiática.
El lugar cuenta con dos pisos, que a pesar de estar en el mismo lugar se sienten diferentes entre sí. En la planta baja, la iluminación pone el mood con las paredes llenas de imágenes asiáticas, la cocina abierta para que puedas ver cómo preparan tu comida, y una barra.
En el piso de arriba -que aquí entre nos, es nuestro favorito-, se siente el cambio, la luz entra menos y los letreros neón empiezan a lucir. Este piso alberga un bar con un balconcito lleno de plantas.
Algo que a nosotros nos encantó del lugar fue que, al estar la cocina cerca de los comensales, el aroma de tu comida mientras la preparan se siente sutilmente en el ambiente.
Nosotros tuvimos la oportunidad de probar los buns, una “tortilla” de masa al vapor (pan bao) a la cual le ponen ingredientes variados. Nosotros elegimos el de pollo frito: con pollo marinado en soya, sweet chili, zanahoria en escabeche, cilantro y ajonjolí.
La joya de la corona y por la que vamos a regresar -sí o sí-, es el de pork belly: con pancetta de cerdo glaseada, cacahuate tostado, cebolleta y salsa de sweet chili. Una entrada balanceada en toda la extensión de la palabra.
Además de eso, en el menú vas a...
Los puristas de la birria pensarán que este platillo, que quita los pecados del mundo, se debe de consumir como si fuera la misa: los domingos por la mañana. Yo pienso que todos los días y todas las horas son buenas para un plato caldoso y calientito de esta delicia de la cocina mexicana. Por eso, cuando descubrí que puedo cenar birria un lunes a las 10pm fui la más feliz.
El lugar para hacerlo es La Gozadera del Manu, un local pequeño sobre Avenida México que tiene varias mesas afuera para que te sientes a comer y a observar la ajetreada vida de la Condesa.
La Gozadera del Manu tiene dos proyectos: la birria del Manu, que es estilo Jalisco, y las Majaderas que, como reza su slogan, son unas señoras teleras. Yo ni me lo pensé dos veces y me pedí una orden de birria: suave, caldosa, calientita y con el intenso sabor a canela que caracteriza a este platillo cuando lo preparan los tapatíos.
Si prefieres, puedes pedir tu birria en flautas ahogadas, quesabirrias o el ya tradicional de las calles citadinias: birriamen. Si andas de ánimos aventureros, también tienen los birriaquiles: totopos, pero en vez de estar bañados en salsa, van con carne y caldito de birria.
Además de la birria tienen las majaderas, que son tortas hechas en teleras. Muchas de ellas te recordarán a tu restaurante de comida española favorito, como la maja de patatas, que está rellena de tortilla de patatas pero, para darle su toquecito mexa, le ponen también aguacate y queso. O la Maja Friza, que lleva...
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Boo’la es una palabra en zapoteco que significa cariño —qué palabra más bonita—. Y eso es justo lo que vas a sentir cuando llegues a este espacio que es un poco de muchas cosas.
Sabrás que has llegado al lugar correcto porque verás algunas mesas afuera y, sobre todo, muchas plantas. Un jardín en la jungla de asfalto. Todas las plantas están a la venta, así como las macetas en donde las tienen, y otras tantas que están en exhibición al interior. Las macetas las traen directo de Oaxaca, especialmente de Atzompa y Tlaxiaco. De hecho, si alguna te interesa, ahí te podrán contar todo del artesano o artesana que se encargó de hacerla.
Esos elementos hacen Boo’la el lugar perfecto para quedarte horas. Se antoja para instalar el home office, tener ahí las juntas de trabajo o sentarte un buen rato a platicar con tus personas favoritas, a la sombra de las plantas. Además, aquí seguro encontrarás algo que satisfaga cualquier antojo que tengas. En Boo’la se juntan tres proyectos increíbles. Uno de ellos es As Happy as Larry, una marca de jugos prensados en frío que puedes tomarte ahí o llevarte a casa, que además de sabores ricos, te indica el contenido calórico de cada uno.
Si prefieres una taza de café, aquí tienen el mero bueno: puedes comprar en grano para llevarte a casa o comprarte tu vaso y tomártelo ahí. Recomiendo hacer las dos cosas, porque cada vaso está hecho por baristas expertos y con el método de extracción V60. Los granos son de Veracruz, Chiapas, Oaxaca y Guerrero y...
Las cuatro paredes de La Fiambrería encierran todo un mundo: quesos importados y nacionales, embutidos, vinos —sobre todo españoles—, mieles, una vasta selección de aceitunas, panes, chorizos, aderezos y un muy tupido etcétera.
El lugar es una tienda, no un restaurante. Hay una mesita afuera para que, si quieres —y una vez que las restricciones sanitarias lo permitan—, te sientes ahí para echarte un vinito, un panini que también te preparan ahí (pero llega temprano porque cuando se acaban, se acaban) y tu café. Si vives por la zona puedes hacer tu pedido a domicilio pero la intención de La Fiambrería es ser un pick up.
Ahora, quizá pensarás: ¿para qué voy a La Fiambrería si puedo comprar todo eso en el súper de la esquina? La realidad es que no, no puedes. Los productos que hay aquí son todos de súper calidad —léase: no venden plastiquesos o “queso tipo”—, de productores pequeños y de marcas que no encontrarás en los canales de comercialización tradicionales.
Además la relación calidad-precio es extraordinaria: yo encontré un vino español de una marca que no conocía pero que era una verdadera joya por solo $160 y compré un queso asadero mexicano digno de la reina de Inglaterra, pero a un precio súper accesible.
Puntos extra por la atención; puedes ir sin tener la más remota idea de lo que quieres y aun así salir con compras que te harán muy, pero muy feliz, con todo y los tips para preparar algo con los productos que compraste.
En estas fechas en donde hay que buscar...
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Tal vez es comprensible no haberle dado oportunidad a la cocina del sur de Estados Unidos; los ejemplos comerciales que tenemos disponibles bastan y sobran para espantarnos a perpetuidad. Pero déjenme decirles que ese pollo frito que, por desgracia, ustedes y yo probamos en alguna ocasión, no es referencia.
El pollo frito —y el resto de la cocina sureña— es puro apapacho, cobijo familiar, consuelo y calidez para los días difíciles, o para todos los días. Y la cocina de Gina Hendrix, originaria de Nashville, Tennessee, sabe a todo eso y más.
Gina se arma un pollo frito espectacular: jugoso por dentro y crujiente por fuera, con la cantidad de grasa justa, con ese saborcito a pollo de verdad y con un empanizado súper bien sazonado. Y se vale pedirlo en sándwiches, con waffles y miel de maple (combinación ganadora), o solito. ¡Pero eso no es todo! Las papas con tocino y salsa ranch le arrancarán una sonrisa a cualquiera; los breakfast sandwiches con salchichas caseras harán que no quieras empezar tu día de otra manera y el mashed potato bowl con pollo frito te va a hacer suspirar.
Se vale ir al restaurante y comer ahí o pedir a domicilio. En este caso te recomendamos el Mamma’s Brunch in a Bag: recibirás en la comodidad de tu hogar un pollo frito con waffles, un sándwich de desayuno, unas papas con tocino para dos personas y una botella de vino espumoso con su respectivo jugo de mandarina para que prepares tus mimosas. ¿Sí o qué?
Seamos honestos, vivimos en la época de Instagram y todo lo queremos compartir en foto, y si son platillos novedosos, con más razón. En Roca Negra te ayudan con ese proceso porque todas sus creaciones incluyen carbón activado, por lo que el color final de los platillos son de un negro intenso.
Es un pequeño local en medio de la Condesa con apenas tres mesas en la calle y una cocina tiernamente diminuta de la que salen empanadas, pizzas, ensaladas y paninis, y para estos tiempos de quedarse en casa lanzaron un kit para hacer pizza casera.
De entrada pedí una empanada de queso gorgonzola con espinacas, cuya consistencia tan suave hizo que se rompiera rápidamente, pero el relleno le asistió con destacables sabores del queso. Después elegí dos pizzas: pepperoni con hojas de arúgula y bolognesa con albóndigas y hojas de hinojo, la masa era tan delgada que podría confundirse con una tlayuda, lo cual ayuda si cuentas tus calorías.
Considero que en México estamos malacostumbrados a las pizzas llenas de salsa y queso, y a éstas les faltaba solo un poco de ambos para ser perfectas; si te gustan los sabores fuertes como la arúgula o hinojo, las amarás, si no puedes optar por quitarle un poco.
Por último, la pasta con portobello y salsa de espinaca, que aunque un poco fría, ¡me encantó! Bien cocida, con mucha salsa y portobellos de gran textura. Sin duda regreso a Roca Negra por otra pasta y para presumir en redes sociales la parte visual de sus platillos.
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Se hacen llamar el nuevo héroe del vecindario porque llegaron a la Condesa para revolucionar los sándwiches clásicos. Bodegga Deli es el negocio de tres socios amantes de la comida —Fabian Navas, Moisés Levy e Ilan Steiner— y su menú abarca de todo un poco: opciones para el carnívoro y el vegano, muy bien equipadas de unas adictivas papas fritas.
La idea inicial era hacerlo una dark kitchen (cocina sólo a domicilio), pero dando con el local ideal decidieron armarla en grande para darle al público de la Condesa y alrededores una dosis de comida reconfortante con ingredientes sumamente frescos.
Así pues, el repertorio sandwichero usa recetas tradicionales con un twist traído por sus fundadores, como el Don Pollo: entre el esponjoso pan brioche de masa madre se sirve una gran pieza de pollo frito especiado con mantequilla macha, mayonesa de hierbas y pepinillos yuzu, sobresalen los toques ácidos pero rebosantes en cremosidad y con un gran empuje de lo crocante del pollo.
El clásico reuben lo nombraron R.K.R y está armado con pan sourdough, corned beef curado y cocido en casa, sauerkraut casera, queso suizo y un aderezo ruso con espárragos encurtidos que remata los sabores fuertes. El Fucking Hippie es una grata y vigorosa sorpresa vegana que despierta al paladar con shwarma de coliflor, hummus, ensalada israelí, salsa amba tahini (un encurtido picante de mango con sésamo molido) y pan laffa, un flatbread popular en los países árabes.
Aunque está en la parte de desayunos, se...
“Venimos porque aquí hacen muy buen pan”, escuché decir a una señora mayor mientras se asomaba por la vitrina de Saint. Esto, claramente, se confirma probando, pero primero lo primero, que de la vista nace el amor. Y si ver el pan transformado en diferentes formas, texturas y sabores te llena de gozo antes de dar un bocado, llegaste al lugar indicado.
Esta panadería artesanal en la Condesa abrió en medio de una situación non grata para el sector gastronómico; sin embargo, con su corto mes de existencia ha dado de qué hablar entre vecinos y amantes del migajón. El exterior es una paleta en blanco que bien podría pasarse de largo, pero la ventanilla luce atractiva; una vez dentro, el olor a pan horneado, las hogazas crujientes y la sencilla decoración dan el resto del encanto.
Todo se acomoda en un mismo espacio: mesas y bancos altos, más la cocina y sus enormes hornos a un costado al fondo. La selección corre a cargo del panadero autodidacta Daniel López, originario de Saltillo y se especializó en San Francisco. Gracias a estos conocimientos de panificación, Saint es especialista en sourdough (pan fermentado), mismo que merece probarse rebanado y con una pincelada de olivo.
Hay una tosta con aguacate y huevo tibio cuya salsa de jitomate presume de acidez y tonos ahumados tan particulares que se antoja para usar en todos los guisos posibles. La tapa de ejotes y cheddar con queso de cabra con miel abraza las sensaciones saladas y dulces sin error.
Si buscabas un postre...
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Los sándwiches resultan como manjar para comerse, y en la Condesa hay un nuevo templo dedicado a ellos: Canica, del chef Rodrigo Carrasco (Bowie y Kitchen6). Por dentro tiene una decoración retro sencilla en tonos grises y un ambiente exterior que te llevará a los sesenta con iluminación tipo espectacular de Broadway.
A la hora de la comida está la chiras pelas ($155), una torta de birria de res, cebolla encurtida, cilantro y frijol. Faltó algo de picor, pero es recomendable, lo tostado del pan ayuda a equilibrar las texturas, y cuando comes el cilantro se potencializan los demás sabores.
Para no quedarme con el antojo pedí un avocado toast ($125) con hummus de chipotle, huevo pochado y kale crujiente. La porción de aguacate es la correcta, el hummus quedó a deber en especias pero se recompensa con el kale que, además de lucirse a la vista, sabe sensacional. La manera correcta es pedirlo con papas fritas extras.
Todas las opciones pueden acompañarse de vino tinto, un ritual que no se acostumbra a la hora de comer sándwiches pero que resulta cumplidor para sacar los tamices de los sencillos ingredientes de cada sándwich.
Canica es food porn ejecutado con elegancia. Cada pieza tiene un lugar bien pensado; además de tener un sabor placentero, resulta fotogénica.
Si crees que la comida vegana se reduce a ensaladas y fruta picada, es porque no has visitado Plan V Café, un restaurante en la Condesa que se encarga de crear delicias para el paladar sin productos animales.
El espacio es pequeño, tiene una barra central, del lado izquierdo hay una mesa para compartir (caben 6 personas), una mesa pequeña y en su exterior hay tres más, por lo que siempre está lleno.
Su menú va desde waffles, hasta pizzas con queso de almendra. Como fui temprano, pedí los chilaquiles verdes con tofu a la mexicana. Fueron crujientes y el tofu tiene la misma textura que un huevo, delicioso. Además de un bowl de acaí —el fruto de una palmera brasileña— con chocolate y plátano, que fue cremoso y bastante llenador.
Mi acompañante se arriesgó por unos molletes con pan recién hecho, crujiente por fuera y suave por dentro, frijoles refritos y queso, que parecía más crema, pero no restó sabor. Después de morderlos me arrepentí de no haberlos pedido.
Para cerrar, porque no me podía ir sin probar el café. Pedí un macchiato y aunque tenía un buen sabor, tristemente llegó frío. Además probé la leche dorada, una bebida caliente con cúrcuma que sorprendió a mi paladar —un must—.
Plan V Café tiene buena fama y es frecuentado por músicos como Asi Wind, Randy de Molotov y Martin Gore de Depeche Mode.
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