A los hot cakes los hemos amado siempre. Los que comíamos de niños, nos enamoraron los de figuritas de Coyoacán —que, por si no lo sabías, se llama El Castillo de los Hot Cakes)—, o —¿cómo olvidarlo?— las filas interminables para entrar a comer pancakes cuando cierta cadena gringa llegó a la CDMX.
Hoy, los hot cakes están teniendo un segundo aire en las cocinas de la ciudad. Pero esta vez, inspirados en la receta japonés de los fluffy pancakes. Por eso, en las cartas los encontrarás como pancakes, no como hot cakes. Estos panqués, redondos, súper esponjosos y con muchos y variados toppings, llegaron a la CDMX luego de que en Japón y Corea se popularizaron unos tan gruesos y suaves, que parecen almohadas.
El secreto para hacer estos pancakes está en las claras, que se deben de batir a punto de turrón antes de incorporarlas en el resto de la mezcla de harina, mantequilla, leche y azúcar. Esas claras batidas son las patrocinadoras de la esponjosidad del pancake —al contrario de los hot cakes normales, para los que se incorpora el huevo completo—.
Así que ve preparándote para los pancakes del fin de semana. No hay mejor manera de empezar el fin de semana.
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