Estaciona tu bici, has llegado al nuevo club de ciclismo.
Te recibe la barra, el corazón del local, en donde puedes apreciar el arte del barista que infusiona al momento.
Sube las escaleras que te conducen a una sala común. Ahí encontrarás un showroom de parafernalia ciclista, con playeras, mochilas, manubrios y hasta llantas. Todo a la venta para volver locos a los apasionados de este deporte.
En la carta encuentras desayunos ligeros, como fruta, ensaladas y toasts. También hay opciones más llenadoras como waffles, panadas, panqués y ciabattas.
La vajilla y las tazas son de cerámica rústica, diseñadas en exclusiva para DFCC.
Ordené una ciabatta lemond, con pechuga de pavo, queso monterrey jack, jitomates deshidratados y mayonesa de eneldo. Deliciosa.
Para tomar pide un café chiapaneco con el método chemex, su sabor es más puro.
También probé un latte clásico y unos waffles de dos pisos: el de arriba forrado de nutella y plátano, el de abajo casi desnudo. Buen sabor, pero la textura es un poco dura.
Si estás apurado, toma tu café en la barra inferior. O bien, si tienes tiempo, sube al salón, relájate y conoce a otros biciamantes, mientras disfrutas del concepto de esta bike shop y cafetería.