Estamos atravesando por una etapa muy particular en la ciudad. Semanalmente nos encontramos con propuestas de diferente calibre y rangos de precio, haciéndonos a los locales cada vez más exigentes en nuestro compás interno de calidad / precio cuando se trata de decidir dónde invertir nuestro apartado de experiencias culinarias.
Darosa presenta diferentes opciones para tiempos completos tradicionales de la mesa italiana. Hay dos cosas certeras de este menú. Primero, que aún mezclando elecciones, todo va a compaginar entre sí y, segundo, que es una situación ideal para compartir (mejor aún si es una mesa llena de amigos para pedir más y probar de todo). Antes de entrar en materia vale la pena acotar: no estamos hablando de porciones copiosas como solemos idealizar. Aunque a muchos puede no complacerles la idea, sirve de consuelo que los planteamientos que nos ofrecen valen mucho la pena en términos de tradicionalidad y ejecución.
Para picar y antipasto, ¿qué mejor forma de medir la legitimidad de un espacio mediterráneo que con su focaccia, acompañada de la burrata de la casa? La primera topeada con tomates de temporada y aceitunas negras; la segunda, con zucchini y aceite de laurel, demarcan un gran inicio que, de entrada, puedo definir como los sabores y bocados favoritos de mi visita. En este aspecto, si valoras lo simple y un gran ingrediente, te sorprenderá bastante, aún cuando existe cierta restricción por el tamaño de la porción.
El gnuddi es una especie de híbrido entre gnocchis y dumplings y en Darosa los preparan de ricotta y espinaca, salvia y parmesano. Es un platillo reconfortante y aunque por ahora es único y no lo he visto en otros espacios, vale la pena pedirlos ligeramente más sellados o tostados.
Los platos fuertes (todos) figuran como la estrella de la casa a su manera. El rigatoni con ragú de cachete de res, cavolo nero, pese a tener una gran textura y sabor, no contiene tanta proteína animal como se esperaría. Sin embargo, por el tipo de pasta figura como una gran alternativa para compartir y picar entre varios. En segundos tiempos fuertes, tanto la lobina acompañada de puré veneciano, gremolata y coles de Bruselas como la milanesa de pollo con mayonesa de hierbas están cocidas a la perfección, cosa que no siempre podemos decir de todos los lugares que nos ofrecen este tipo de opciones.
El ambiente de Darosa marca un precedente que parte de una simpleza apoyada en técnicas muy bien amarradas. Esa simpleza abarca desde la decoración, la comida y por supuesto, la propuesta de vinos y coctelería. Si lo contemplas para una velada más íntima y amena, en la barra puedes ver de primera mano cómo prepararán tus drinks o pedir las selecciones de la casa.
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