De Cruco, no te puedes perder tres cosas: la dona de maple, la concha de vainilla y el croissant relleno de Nutella. Esta panadería en la Narvarte tiene piezas de pan que serán la mejor arma para combatir a un día lluvioso. Eso, y una taza del café de Chiapas que te puedes tomar en capuccino, latte, americano o para pimpear tu chai.
Cruco recuerda a las panaderías de la esquina; es un local chiquito y que tiene en la ventana todas las piezas de pan exhibidas para que, cuando pases por ahí, se te antoje y sí o sí tengas que entrar. Ahí, acomodados para tu placer visual, verás croissants, conchas, donas, strudels, rollitos de queso, bisquets, orejas y, para que te armes tu torta, bolillos. Por supuesto, el pan lo hacen todos los días: tienen una fábrica en donde lo producen y luego lo llevan a la sucursal. Así que, entre más temprano llegues, más frescas estarán las piezas.
Lo que nos encanta del pan de Cruco es que no escatima en su sabrosura: las conchas son grandes y están completamente cubiertas de azúcar, los croissants tienen harto relleno —hay de higo, almendra, Nutella o chocolate—, y algunos hasta tienen más del relleno encima.
En el local solo tienen un par de mesitas afuera para que te sientes a disfrutar de tu pan y tu café; es el lugar perfecto para ponerte al día con algún cuate y platicar largo y tendido. Además, como las mesas están afuera, es una opción muy segura para que te sigas cuidando en un lugar muy tranquilo y muy cómodo. Pero, por supuesto, para mantener la personalidad de panadería de la esquina, también puedes pasar a comprar tus piezas y tu café para llevar. Eso sí, compra varias piezas, porque seguro tu familia o tus roommates le van a querer entrar también.
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