Croasan Panadería nos recuerda a algo con lo que todos hemos desayunado más de vez. Este agradable espacio que hace unos ayeres fue una fábrica de tejas, hoy ofrece desayuno, brunch y comida. Aunque también puedes ir para disfrutar su barra de café y echarte buen espresso con la mezcla de granos veracruzanos y oaxaqueñaos, y acompañarlo, ¿por qué no?, con una galleta.
Si cuidas las calorías, las opciones son los jugos; tienes que probar el de toronja, jengibre y cúrcuma. O el verde, que se distingue del típico de puesto de la esquina porque aquí le ponen manzana verde, kale, espinaca, perejil, jengibre y jugo de naranja, todo fresco. Para comer, un bowl de frutos rojos con yogurt griego y granola hecha en casa o un toast de aguacate con salmón.
Para el antojo, prueba el croque madame que se sirve en pan brioche horneado el mero día, o pídete el omelette de espinaca que se comía Popeye, pero en su versión nice con todo y queso mascarpone. En Croasan Panadería también te espera algo más generoso: los chilaquiles yucatecos con cochinita pibil, ¡joya!
Si te vas por lo dulce, el pan francés con hecho con brioche te recordará al que alguna vez pediste en el diner gringo. Aún mejor: acompáñalo con plátano o berries.
Sé que suena a gula, pero honestamente la visita a Croasan Panadería no estará completa si te vas sin probar el pan hecho en casa, o al menos pídetelo para el camino. Prueba las barras de pan con mezcla de chiles quebrados, las garras de tigre, el croissant, en chocolatín y el pan individual de jengibre que merece un aplauso: crujiente por arriba y suave por dentro. Una delicia.
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