No te podemos llevar a la playa, pero sí te podemos dar tu mesa con vista al mar; esa opción se encuentra en plena Nápoles, sobre la calle Nueva York.
Con vista al mar es un nuevo lugar pequeño pero coqueto y divertido, con letreros tipo rótulo, de esos que se escriben a mano. Y, a pesar de su tamaño, es imposible no ver este lugar: su color verde, sus mesas al exterior y su buena vibra harán que te detengas, si no de antojo, al menos sí de curiosidad.
Su menú tiene opciones frescas como el pulpo enamorado, la torre buchona (camarón cocido y crudo, pulpo, jaiba y atún) y un par de aguachiles y ceviches. Si prefieres taquear, hay de longaniza de camarón, de chicharrón de pescado, de carnitas de atún o de camarón capeado. No pueden faltar las tradicionales empanadas de camarón, el chilpachole de jaiba y las estrellas de la casa: la torta ahogada de pulpo, los tostilocos (yes: tostitos clásicos con ceviche de pescado que te traen en su bolsa) o los esquites con tuétano y pulpo.
Lo imprescindible: el flan de suaves, hecho con bombones de coco, de esos súper tradicionales de Mazatlán, y el clamato El Chino, que va con mezcal, sake, cerveza y soya. Los fines de semana se arman sus aguas locas, esa es receta de la casa y cambia cada fin. O si eres de gustos más tradicionales, éntrale a tu cerveza de cuartito y tu veladora de mezcal cupreata de Guerrero.
La onda de Con vista al mar es tranquila y sin pretensiones. El lugar perfecto si quieres mariscos hechos con intención y buena onda pero también ir a un lugar en donde te sientas cómodo. Una propuesta desenfadada y a gusto, pues. Y ese tipo de iniciativas, en donde puedes disfrutar y despreocuparte, y pedir tu mesa con vista al mar, saben bien.
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