Cochinita Power

Muy cerca de Casa Maauad, en la San Rafael, sobre la muy larga calle de Altamirano, se encuentra este local, que podría confundirse con otros restaurantes y fondas de la zona si no fuera por un enorme letrero de neón rojo que grita, muy apropiadamente, “Cochinita Power”.

Aquí hay de dos: o cochinita en todas sus formas, como torta, taco, panucho, y hasta hamburguesa y chilaquiles, o sopa de lima. Obligadísimo pedir una michelada helada, o una bebida muy fría, pues las salsas son extremadamente picantes: todas tienen habanero, y no se andan con rodeos ni en la lengua ni en los labios.

La cochinita está cocinada al punto. La carne de cerdo no está demasiado deshebrada, por lo que se puede apreciar mejor su riqueza y su jugo; y el achiote y la naranja del adobo están incorporados al sabor de la carne sin sobrepasarlo, un problema común en muchos platillos de cochinita.

Lo mejor es pedir un kilo y compartirla entre varios, pero la hamburguesa es una opción interesante. No se trata de molida de cochinita (no, por favor), sino que se moldea para simular una hamburguesa aplanada, y se coloca entre dos panes de hamburguesa con lechuga y jitomate.

Por otro lado, la sopa de lima va directo al alma. Muy poco ácida, está hecha con una sazón tan casera que pareciera que la preparó un ama de casa en Mérida y la trajeron volando hasta la San Rafael. En mi visita, una pareja de adultos mayores estaban tan absortos en su sopa de lima, que parecían no poner atención a la electrocumbia a todo volumen que llenaba el local.

Cochinita Power es un gran lugar para quienes andan de fiesta o de paseo por la San Rafael. Ya sea para satisfacer un antojo, o para comer en serio, es imposible decirle que no a la buena cochinita. Ojo: sólo aceptan efectivo.