Durante 2016 se hicieron adaptaciones en los negocios de la Cuauhtémoc, sobre todo en los de Río Sena, que aunque no es avenida principal, tiene cinco escuelas y muchas oficinas. Oficialmente es un barrio gentrificado, quienes aquí viven o lo visitan, buscan productos de calidad aunque el precio sea elevado.
El local llama mucho la atención porque tiene puertas de vidrio, ahí colocan letreros que anuncian el pan que se hornea todos los días desde muy temprano. Las paredes se mantienen sin acabados con una decoración rústica e industrial, en acorde con la manera en que muestran sus productos, en bandejas de aluminio o en canastas de mimbre.
Tienen galletas de chocolate y avena, otras de arándano con azúcar morena, hogazas, baguettes, orejas, brioche, croissants y conchas. Probé las galletas y la masa sabía fresca con abundante arándano. Hay que venir temprano pues cuando llegué ya no había de todo.
Algunos panes llevan granos y semillas, otros hierbas como romero. Las hogazas tienen un aspecto impecable con costra dura, el brioche es tierno y las chapatas cumplen con todos los requisitos. La casa recomienda los moños de Nutella, espero que horneen más pan porque ya no alcancé a probarlos.
Aunque están en una zona muy competida, están sabiendo ganarse a su público. Volveré para probar una concha lo antes posible.