Acaba con el ayuno más rápido de lo que canta un gallo. Sin importar que sean las 5pm, a nadie le viene mal un sándwich de hummus con salmón ahumado y un toque de jocoque. La comida de Quiquiriquí puede ir desde lo fresco como la mañana, pasar por lo dulce de una mermelada y terminar en lo animoso del tocino.
A simple vista el local no te dice mucho, quizá una de sus desventajas es que tiene unas pequeñas mesas sobre Campeche —un problema con las lluvias matinales—, y adentro es sólo la cocina. Pero los chismes corren rápido en el gallinero y este espacio destaca entre la oferta de desayunos de la Condesa; por sus ingredientes frescos, combinaciones que satisfacen al más hipster y precios que no te asaltan.
De sus sándwiches probé el english morning; entre el pan estilo sourdough llegaron unas rebanadas de tocino y un huevo frito. La yema rompió a la primera mordida y se combinó con el agudo sabor de la mayonesa picante y el queso americano. Lo acompaña una ensalada de arúgula y ajonjolí negro. Fue un meritorio todo en uno a 75 pesos que no me dejó ni tantita hambre, sólo la gula de regresar pronto a probar el montecristo de jamón ahumado, queso suizo y mermelada de uva.
Hay ensaladas divertidas, como la quiquiham de jamón serrano y sandía, aderezada con vinagre balsámico, o la quiquibean con frijol negro y aceite de ajonjolí. Con tanta ligereza no podían faltar los smoothies y jugos. Probé el coolberry de tomate y arándano, le pusieron un poco de albahaca y me regalaron el frasco en el que lo sirvieron, puntos extra.
Alábate pollo que mañana serás gallo… este joven espacio es ideal para comenzar el día, te promete al visitarlo que será tu aliado.