Comprarte una suculenta y disfrutar de una galleta casera es la premisa de este cafecito encantador en la Del Valle.
La decoración alude a una fantasía de Lewis Carroll, con mesas blancas llenas de garigoles y pizarras que describen las ofertas de café. Mientras esperas tu órden, te ofrecen agua en un vial de vidrio que, si eres fan de Pinterest, vas a querer llevarte a tu casa (tranquilo, también los venden).
La parte trasera del café se dedica a la magia de la jardinería; albahaca morada, orejas de elefante y cantos de la India que logran un invernadero variopinto.
Cuentan con varias infusiones de té y ofrecen una bebida que hará latir rápidamente los corazoncitos de los amantes del azúcar: el no me olvides. Se trata de un espumoso latte, cremoso y cautivador, que se transforma en una experiencia no apta para diabéticos (el interior de la taza va forrado de Nutella).
Tienen una s’more, que lleva un enorme malvavisco, va caliente y bañada en chocolate para potencializar sus cualidades. Yo, no me perdería la de lavanda con limón. No olvides preguntar por los antojos salados.
El café y el deseo de decorar tu casa conjugan a la perfección aquí.