Esta nueva trattoria en una casona sanangelina ofrece un menú italiano que si bien no se distingue por ser propositivo, sí lo hace por la frescura de sus ingredientes.
El balance entre lo salado y ácido de su carpaccio de res abre el apetito, mientras que la ensalada de hinojo y naranja hace un buen contraste con el atún alla messinese, con salsa de cebolla. Lo pedí sellado. Llegó pasadito del término medio, pero no se sentía seco gracias a que el corte no era del todo magro.
La pizza “deliziosa”, con tocino, salchicha fresca, parmesano y tomates cherry hizo honor a su nombre. La masa es delgada, crujiente y al tomar una rebanada, la mozzarella escurre, al igual que la saliva: es la imperdible del lugar. Por cierto, esta es la primera pizzería en México certificada por la Associazione Pizzaiuoli Napoletani, que especifica el uso de harina doble cero (totalmente refinada) y tomates San Marzano (denominación de origen italiana).
Su gin tonic estaba ligero. Se anunciaba con limón meyer y tenía limón regular, luego, el anís nunca llegó a la copa. Un ligero descuido de la barra.
Los postres sí cumplieron: un tiramisú tradicional y un festivo zuccotto que amainó el golpe de la cuenta porque, hay que advertir, los precios son bastante altos.