Cauro (CERRADO)

La Juárez se está poniendo deliciosa y la calle de Havre lo sabe. Pareciera que los restaurantes del rumbo atienden exclusivamente a los habitantes de la colonia, pues aún no se dejan ver los peregrinos del resto de la ciudad, como aquellos que inundan las calles de la Condesa o de la Roma. De esta forma, opciones como Cauro son las indicadas para gozar de una buena comida tranquila.

El hilo conductor de la carta es el mole. En las entradas encontramos un manchamanteles, que llega a la mesa inundando unas chalupitas con pollo, crema y queso fresco. Por ahí también se salpican en el menú una lengua en mole negro, un pulpo encacahuatado y un pollito de leche con mole blanco. La cocina de Cauro gusta de moles tersos, con una molienda fina y sabores equilibrados; basta ver su mole negro espolvoreado con ajonjolí que se unta pulido y brillante en la tortilla de maíz pequeñita y gruesa, al comal. Un pequeño gozo de la colonia Juárez para el mundo citadino.

Recomendamos también el short rib con salsa verde y verdolagas. En realidad, este guiso es bastante popular en las preparaciones familiares y las cocinas económicas y, por lo general, se prepara con espinazo o pulpa de cerdo. En Cauro refinan el guiso con una costilla horneada de short rib, a punto, que se despega del hueso, una salsa verde ácida ligeramente picosa y las verdolagas crudas, si acaso remojadas en la salsa. Como complementos a los platos fuertes, puedes elegir desde un ceviche de hongos, un plato de fideo seco o una ensalada de nopales con jitomate y calabacita.

El apartado de los tragos no deja de lado la tendencia en cuanto a la mixología: cuatro opciones de gin & tonic con flor de Jamaica, té verde, naranja o pepino como ingredientes base se aromatizan con enebro y cardamomo. Después de un sorbo queda la frescura y, por supuesto, las ganas de pedir más. Encontrarás en carta un coctel con tepache, ron y leche de coco, que nos dio curiosidad, pero no probamos.

Seguro regresaremos, seguro.