El arte del cajún y de la comida criolla tuvo su origen en Estados Unidos, especialmente en el estado de Nueva Orleans, de ahí se expandió, ramificó y conquistó paladares en todas las latitudes del mundo.
En este pequeño paraíso hamburguesero el pan es artesanal y las recetas de cada platillo están cuidadas desde la mezcla de la carne. Pero primero, hay que elegir el gramaje entre tres opciones: junior (70 gramos), buddy (160 gramos) y la bug mamma (200 gramos); después la selección de especias y añadiduras que le darás sabor a la carne.
Entre las cinco opciones destacan la luisiana hot y la garlic joe, la primera es pimienta de chile cayenna de Chihuaha, secada al sol; la segunda es ajo rostizado principalmente. Después, a los toppings, la webster lleva champiñones, espinaca fresca, queso azul con ajo rostizado y semillas de ajonjolí negro, es una opción bastante fresca y llenadora. La acadia lleva panceta de cerdo ahumada con papas hash brown, una elección más preponderante.
No todo lo que brilla es hamburguesa, el More en el nombre del restaurante se refiere a las alitas especiales cry baby, con cayenna y queso azul; al sweet corn a la plancha tierno y repleto de mantequilla; y por supuesto a los hot dogs, como el warrior con queso gouda gratinadísimo y panceta de cerdo.
Es mentira que necesitas tener un estómago fuerte para la cocina de especias, sólo es cuestión de que vengas con hambre y dispuesto a conocer sabores nuevos. A la Ciudad de México le llegó el momento de dejar la clásica cheese burger de lado.