Jesús Elizondo es toda una institución en la panadería mexicana. Ha conseguido posicionar su marca de pan desde 2016 en el norte del país, Pan Benell, con ingredientes naturales, masa madre y procesos de fermentación largos. Luego Chuy retomó la idea de sus inicios en un nuevo proyecto llamado Casa Benell, donde el pan es protagonista de sus platillos salados (y dulces).
La fórmula fue un éxito rotundo en Nuevo León y, después de mucha espera, apenas abrió uno en la CDMX. Lo alberga una casona clásica de la Roma con terraza al exterior. Una vez que cruzas el umbral, verás al panadero realizar las creaciones de Chuy, su vitrina y los estantes con su merch. Siéntate en la barra o en las mesas bajando los escalones.
Chuy busca que sus desayunos sean abundantes para que tengas la energía necesaria para sobrellevar el día. El café es muy básico, pero son aplaudibles las opciones de leches vegetales. Probé el pan de muerto porque para ellos todo el año es temporada. Se nota que lo hacen con naranja y es esponjoso, pero a mi gusto, le faltó un poquito de sabor.
Después pedí el croque norteño que en lugar de jamón, lleva barbacoa de res. Es un plato novedoso, llamativo y delicioso. La barbacoa se lleva bastante bien con la bechamel y el huevo estrellado. Lo acompañé con una Beermosa: jugo de naranja, cerveza Prima Benell y jarabe —la mimosa de los regios—; la cerveza sola se lleva bien con el pan, pero combinada es una locura refrescante.
Para cerrar pedí el frenchy french (pan francés crunchy, ate de membrillo, crème brûlée y salsa de cajeta). Lo malo es que debes comerlo rápido porque una vez que se enfría, se siente grasoso y denso. Casa Benell pronto se convertirá en el favorito de muchos cazadores de pan.
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