Café Gran Premio

Inaugurado en 1965 y consolidado como un clásico en la San Rafael, Café Gran Premio es uno de aquellos lugares olvidados por el tiempo, ¡lo que nos encanta!

La decoración hace eco de la década en la que fue fundado, con mesitas retro que parecen no haberse movido desde los setenta y un muro detrás de la barra que exhibe una gran colección de tazas de café como souvenirs. Estampadas con conciertos, caricaturas o destinos turísticos, parecen trofeos ganados en otros tiempos. Y si de trofeos hablamos, el que se lleva el gran premio es el café.

Pedí un café mayo, un favorito del lugar. Es un espresso cortado con crema, lo que le da mucho cuerpo y aligera la carga del café veracruzano que utilizan, tostado y molido en casa.

Para probar algo más dulce están las variaciones del cappuccino con cajeta o con miel, bebidas que miman al paladar. Demuestran que este sitio no trata de obsesionarse con palabras como "origen", "tueste" o "notas", sino con la experiencia de la plática acompañada de tazas humeantes, aunque noto una falta de variedad en la oferta. 

La carta de los platillos tampoco es extensa, pero incluye manjares ideales para acompañar el café, como molletes, cuernitos o tamales. Los primeros son unos consentidos del lugar y desbordan queso y aromas que seducen mientras los llevan a tu mesa. O puedes optar por asomarte al carrito con galletas de mantequilla y pasta hojaldrada, nunca falla.

No hay música de fondo. El sonido ambiente proviene de una máquina de café imparable, así como de las pláticas de oficinistas y estudiantes que encuentran un respiro aquí entre semana; o bien, es generado por las conversaciones y risas de las familias que los fines de semana hallan en Café Gran Premio un punto de reunión conveniente para desayunar.

Si quieres viajar en el tiempo y encontrarte con un excelente expresso cortado, date una vuelta por la San Rafael.