Como si fuera el punto de reunión más obvio de Mixcoac, el Café del Sur siempre está lleno; ya sea de señoras que discuten secretos de Estado, estudiantes intercambiando notas o transeúntes que desfilan por la glorieta del Parque de la Bola con ganas de recargar el tanque.
Se sirven dos mezclas distintas de café, dependiendo de qué tan fuerte lo tomes. La mexicana es muy aromática y de sabor ligero; la italiana es más intensa y hace un buen americano. Por otro lado, el cappuccino es una opción segura, viene en una taza grande y es un gran compañero para echar el chal.
Sólo recomiendo los frappés de red velvet o coco si ya te cansaste de mantener tu equilibrio de glucosa. Si buscas una opción menos dulce, los tés fríos de mango, durazno o frambuesa son una refrescante alternativa.
De comer hay desde rebanadas monumentales de pay del limón, hasta molletes para el antojo mañanero. Cada día ofrecen paquetes a la hora de la comida. Por 98 pesos incluye bebida, ensalada, café y plato fuerte, como hamburguesas o ravioles. Mi recomendación es la pizza de pan árabe.
El lugar brinda diferentes atmósferas a escoger: las mesas de afuera son las favoritas de fumadores, en la terraza predomina el eco del chisme y al fondo se alcanza ver luz difuminada y mesas para dos. Si ninguno de estos te atrae, puedes ir a comer en el parque de enfrente, en una banquita con arco de enredadera.