Este lugar es el éxito de un proyecto 100% mexicano. Desde hace 25 años, la familia Hernández Martínez ha destacado por contar con una producción local de primer nivel y un esquema de comercio justo que dignifica a los cafetaleros oaxaqueños. Iniciaron con una cafetería en Oaxaca, a la que se sumaron tres más. La última, de reciente apertura, en (gracias, SaintYisus del sabor), Narvarte.
No solamente estamos en el lugar cuya producción ganó el premio anual Expo Café 2016, con la mezcla Sabores de mi tierra, sino que además cuentan con certificaciones como la otorgada por Certimex como producto orgánico; y la BirdFriendly, que destaca por proteger a las aves migratorias que hacen parada en los cafetales. Además, tienen un programa de inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual.
Los aplausos son merecidísimos. Basta probar una de sus mezclas en sus cinco especialidades (chemex, kelita, aeropress o prensa francesa o cold brew). O un excelente chocolate Rosita. La comida no se queda atrás. Puede que las enfrijoladas no suenen suculentas, pero con tasajo traído de Oaxaca son amor puro. Súmale unos molotitos de plátano y una crema de amaranto y querrás irte de mochilazo para aquellas tierras. Aunque no será necesario porque a partir de este mes harán festivales gastronómicos de tlayudas, atole y tamales. Uf, ¡Oaxaca, cásate conmigo!
Todas las estrellitas en la frente que tiene este café se respaldan cuando degustas las mezclas. Mi favorita (porque #PowerWomen) es la Mujeres del país de las nubes. Esta mezcla acaramelada y con notas a chocolate y nuez fue la ganadora del mejor café 2013. La produce una agrupación de mujeres de la mixteca oaxaqueña, de los pueblos de Guadalupe Miramar y San José de Zaragoza. Ante la migración de sus maridos a Estados Unidos, fueron ellas quienes se hicieron cargo de sus parcelas cafetaleras. Su café se puede conseguir en este lugar en grano o servido a tu mesa. Parte de estas ventas se destinan a la Fundación Guadalupe Musalem, para apoyar la educación de las niñas de esas comunidades.
Otras dos mezclas son Aires del Pacífico y Cuerpo, mente y alma; granos que compran a 4500 pequeños productores agrupados en Oaxaca. Aquí no necesitan salas de piel, falsas pretensiones ni barras neoyorquinas, su estrella está en lo que importa, el café.
Ay Café Café, no soy digna de que entres en mi casa, pero una tacita tuya bastará para sanar mi alma.