Uno de los lugares favoritos de los jóvenes tapatíos es el Café Benito, el cual abrió sus puertas en 2009 después de la última remodelación que sufrió el Laboratorio de Arte Variedades (LARVA), antiguo Cine Variedades.
La entrada al café, por la puerta principal del edificio que albergó al cine, se encuentra esquinada. Es imposible ingresar sin voltear a la barra del lado izquierdo, ya que posee un mural en blanco y negro con relieves, como una maqueta topográfica colgada en la pared.
Tiene mesas para cuatro personas o bancas comunitarias en las que caben hasta ocho. Visité el café a la 1pm, por lo que había bastante gente que estaba en su hora de comida, en su mayoría jóvenes.
Su carta es sencilla: ensaladas, baguetes, sopas, café y postres. De entrada me arriesgué por una tapa de atún: una trozo de pan con mayonesa de ajo y un corte grueso y crudo de pezcado, adornado con tiritas de cebolla frita. La carne fue suave como mantequilla y el aderezo no opacó el sabor de atún. También pedí la torta española, la cual llego en forma de un trozo de pastel con dos pantomate, la cual me abrió más el apetito.
De platillo principal pedí fish and chips: pescado empanizado con una porción de papas con ralladura de limón y dos aderezos: cátsup hecha en casa, la cual no fue tan dulce y de nuevo mayonesa de ajo. El servicio es bueno, pero se tardaron un poco en servir cada plato.
Para cerrar pedí de postre un strudel de manzana junto a una bola de helado de vainilla, que se complementan a la perfección en dulzor, y un expreso, que llegó a la mesa un poco frío, pero con buen sabor.
Café Benito me gustó por ser un espacio tranquilo que funciona perfecto si quieres trabajar fuera de casa o la oficina, o verte para platicar con uno de tus amigos, además de tener una carta variada.