Cachava fue una yegua (awww) de origen americano pero criada en México, que vivió en los sesentas. Su trascendencia fue tal, que en honor a ella nace este restaurante, de ahí que el diseño interior esté inspirado en la cultura nativo americana.
El restaurante, ubicado en Bosques de las Lomas, es la definición de elegancia. Algo que nos gusta es que no es hípermasculino a pesar de ser un steakhouse, pues tiene una terraza coqueta por si quieres disfrutar del aire libre con amigas; una barra para echar una copa de vino mientras esperas a tus invitados; salones grandes y espaciosos para las horas de sobremesa, y en el segundo piso, un par de áreas aún más privadas para impresionar a tus colegas o si quieres un momento más privado.
El concepto de este restaurante es, digamos, conciliador. Para los carnívoros, tienen cocina de brasa y leña; cortes de carne americana y australiana Black Onyx espectaculares y métodos de cocción bien ejecutados que le dejan el protagonismo a la pieza. Y para los que no le entran a la carne, tienen un raw bar con pescados y mariscos de la Baja, Sinaloa y Nayarit. E incluso algunas opciones veganas como la coliflor tatemada a la leña con puré de berenjena. El chef Miguel Dávila nos cuenta que muchos de sus vegetales vienen de las chinampas de Xochimilco.
La cocina de Cachava invita a compartir desde el aguacate tatemado de cortesía que llega a tu mesa en cuanto te sientas. De ahí, lo mejor es pedir todo al centro y que el tema de conversación sea ese, la comida. Para empezar, prueba el abulón rasurado que viene desde Ensenada en un clásico del lugar.
Para cuando tienes ganas de algo goloso, vete por el queso asadero con chicharrón de rib eye y salsa de chile morita o los tacos de pork belly. Aunque seguro entraste a leer por la carne, y aquí un imprescindible es el rib eye; grueso, con la cantidad justa de grasa y, sin fallas, en el término de cocción que más te guste.
De postre, te pasamos el dato que el favorito del chef es la tarta de queso brie con compota de higo (por algo será). Aunque nosotros compartimos el pecaminoso sticky toffe y raspamos el plato.
La carta de vinos merece una mención aparte. En Cachava tienen una cava de casi 100 etiquetas de fermentados de todo el mundo, sobre todo españoles, franceses, y una sorprendente y muy atinada selección de vinos gringos y mexicanos. En cuanto a coctelería, aquí se defienden con los clásicos y creaciones de la casa. Prueba el Zafiro Inca, que preparan con pisco, licor de frutas al cognac y guanábana; y nuestro favorito, el Begala, con mezcal, frutos tropicales, limón verde, miel de agave y bitter aromático.
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